¿Será tan grande la incredulidad
de algunos que parecieran estar convencidos de que Dios no está en todas
partes, y que no ve a diario todo lo que hacen?
Muchos hacemos promesas que no
cumplimos, tampoco llamamos para disculparnos. Ofrecemos ayudas que después
olvidamos y nuestros compromisos son de poco valor. Ya nuestra palabra, no es
tan creíble y nuestras confianzas se deterioran cada día más. El peor ejemplo
viene de las autoridades gubernamentales y de grandes empresarios y deportistas
que se han visto últimamente involucrados en casos de corrupción y estafas.
Los creyentes debemos recordar
que Dios conoce todos nuestros pensamientos y observa todas nuestras acciones,
y todo lo anota en su libro. La meta de Satanás, por otra parte, es hacer que
nos olvidemos que Dios siempre está presente observándonos.
Con una aguda conciencia de su
presencia en nuestra vida, lograremos abstenernos de hacer lo malo ante sus
ojos, que todo lo alcanzan.
¡Gracia y Paz!
Nuestro Pan Diario