Juan 5:14
"Después lo halló Jesús en el Templo y
le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te suceda algo peor".
Al paralitico de Betesda Cristo lo sanó físicamente en el
estanque, pero allá en el templo, sanó su alma. A éste paralitico, el pecado lo
mantenía con una enfermedad de 38 años y Jesús lo sanó primero del cuerpo y
luego del alma. Este paralítico esperaba y esperaba, vigilando el agua, pero un
día pasó por allí Jesús, y le vio. Y el hombre también vio a Jesús. El hombre
que no tenía fuerzas e impotente, se estaba encontrando con el Hombre
Omnipotente. Lo más asombroso aquí es que había multitudes de personas en
aquellos pórticos del estanque que se quedaron sin ser sanadas. Y hoy en día,
hay multitudes que no son salvas. ¿No está Jesús dispuesto a salvarlas? Sí,
pero lo que ocurre es que muchos, incluso muchos de los que ahora ocupan una
banca en las iglesias, aun no han mirado a Jesús. Simplemente esperan, esperan a
que “algo” suceda.
¡Gracia y Paz!