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lunes, 29 de diciembre de 2014
¡CUIDADO! SATANÁS ES UN ENEMIGO PELIGROSO
¡Cuidado! satanás
es un enemigo peligroso. En Génesis 3:1 a satanás se le compara con una
serpiente, una imagen que se reitera en 2 Corintios 11:3. En Apocalipsis 12 se
le llama dragón. Pero satanás nos es tan sólo una serpiente engañosa, también
es un león rugiente que devora (1 Pedro 5:8). Entre sus nombres tenemos también
«Abadón» y «Apolión» que significan «destructor» (Apocalipsis 9:11). «satanás»
significa «adversario», «diablo» y «calumniador». En Juan 8:44, Jesús llamó a satanás
homicida y «padre de mentira». También lo llamó «el malo» (Mateo 13:19) y «el
príncipe de este mundo» (Juan 12:31). Pablo y Juan también lo llamaron «el
maligno» (1 Juan 3:12; 2 Tesalonicenses 3:3) y Pablo dijo que satanás era «el
dios de este siglo» (2 Corintios 4:4), el jefe de la corriente de este mundo
(Efesios 2:2) y el líder de fuerzas demoníacas de maldad (Efesios 6:10-12).
En pocas palabras, satanás no es ni juego infantil ni
«pan comido» y el pueblo de Dios debe cuidar de no darle lugar en sus vidas (Efesios
4:27). Por eso es que debemos de estudiar la Palabra de Dios y procurar
entender la estrategia y las maquinaciones de satanás (2 Corintios 2:11).
¡Gracia y Paz!
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LA ALFOMBRA ROJA
Una alfombra roja se utiliza tradicionalmente para marcar
la ruta tomada por los jefes de Estado en ocasiones ceremoniales y formales, y
en las últimas décadas su uso se ha hecho extensivo por las personalidades y
celebridades en los grandes eventos. Caminar por la alfombra roja es un honor y
un privilegio en la vida secular; pero en el mundo Espiritual Dios tiene una
alfombra roja para sus hijos, la cual es mucho más exclusiva y poderosa.
Jesucristo derramó Su Sangre Preciosa para que todos
nosotros fuéramos redimidos de nuestro estado mortal y pudiéramos caminar por
la "alfombra roja" de La Sangre de Cristo, directo al cielo, para
disfrutar de la vida eterna.
En el mundo la alfombra roja representa distinción y
honra para las personalidades. Sin embargo, para los hijos de Dios, la sangre
de Cristo que derramó en la Cruz del Calvario, representa la máxima prueba del
amor de Dios por nosotros y el precio que Cristo pagó por nuestra redención y
vida eterna.
¡Gracia y Paz!