¿NO SABES CÓMO LUCHAR CON EL PECADO?
Para que podamos vencer el pecado debemos entender que
Dios es luz y todo lo que es pecado es oscuridad, o sea es totalmente opuesto a
Dios. Cuando enfrentemos una tentación recordemos que tenemos la opción de
alinearnos con la luz o con las tinieblas, es decir, con Dios o con Satanás.
Reconozcamos el pecado por lo que es. Satanás siempre
estará insistiendo hacernos pecar porque él quiere reducir nuestra efectividad
y nuestro testimonio cristiano, y quiere afectar nuestra vida y la vida de los
que nos rodean. Con este fin él se disfraza como “ángel de luz” (2 Corintios
11:14). No nos descuidemos porque la tentación puede estar oculta detrás de alguien
o algo que puede resultarnos muy atractivo. No subestimes el poder del pecado.
Recordemos que el pecado es tan poderoso que para ser derrotado fue necesario
el inmenso sacrificio de Jesús en la cruz del Calvario.
Dios nos quiere ayudar a liberarnos de la esclavitud del
pecado, pero debemos ser responsables de nuestras actitudes. Satanás nos podrá tentar
pero no puede forzarte a pecar. Nosotros debemos tomar la decisión final. Recordemos
que “cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y
seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el
pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte” (Santiago 1:14-15).
No olvidemos jamás que no
podemos luchar contra la tentación con nuestras propias fuerzas, pues la
naturaleza carnal es débil. Por eso Jesús les dio este último consejo a sus
discípulos antes de caminar hacia la cruz del Calvario: “Velad y orad, para que
no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne
es débil”. También, el apóstol Santiago nos dice: “Someteos, pues, a Dios;
resistid al diablo, y huirá de vosotros” (Santiago 4:7). Clama al Señor por su
ayuda, y él te responderá dándote las fuerzas para resistir.
1 Juan 1: 5–7
“Este es el mensaje que hemos oído de él, y
os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que
tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la
verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con
otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”
¡Gracia y Paz!