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domingo, 15 de junio de 2014

¿Y TÚ DE QUÉ MANERA CLAMAS A DIOS?



¿Y tú de qué manera clamas a Dios?

Nehemías 1:4-9
"Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos. Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos; esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado. En extremo nos hemos corrompido contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés tu siervo. Acuérdate ahora de la palabra que diste a Moisés tu siervo, diciendo: Si vosotros pecareis, yo os dispersaré por los pueblos; pero si os volviereis a mí, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, aunque vuestra dispersión fuere hasta el extremo de los cielos, de allí os recogeré, y os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre".

A Dios le agrada que meditemos en su Palabra y guardemos sus mandamientos. A él le encanta que aprendamos las lecciones de las sagradas Escrituras y las pongamos en práctica en nuestro diario vivir. Y también le complace que prestemos atención a lo que él ha prometido y a lo que él ha advertido son las consecuencias de nuestras acciones. A través de los siglos, el Señor ha mostrado de manera inequívoca su fidelidad al cumplimiento de sus promesas. Dice Hebreos 10:23: “Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió”. Ciertamente Dios es fiel y siempre cumple su palabra.

En el pasaje de hoy, Nehemías oró usando las mismas palabras que Dios había pronunciado años antes, cuando se dirigió a Moisés advirtiéndole acerca de la infidelidad y el pecado del pueblo de Israel, y recordándole su promesa de reunirlos y llevarlos a la tierra prometida si ellos guardaban sus mandamientos. Nehemías no estaba insinuando que Dios pudiera haberse olvidado de sus propias declaraciones. Él simplemente confiaba en las Escrituras y las guardaba en su corazón y en su mente. Cuando Nehemías dice a Dios "acuérdate de la palabra que diste a Moisés", está diciendo que él cree en esa palabra de todo corazón y que su esperanza reside en las promesas que el Señor ha dado a su pueblo.

Una de las mejores maneras de orar y ayunar es manteniendo la Biblia abierta, trayendo ante Dios su propia palabra, y mostrándole a él que nuestra esperanza se basa en sus promesas. David trajo ante Dios su pecado y lo confesó, declarando: “Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; no quieres holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” (Salmo 51:16-17). Hoy nosotros, si estamos luchando contra alguna situación pecaminosa, podemos aferrarnos a esas mismas promesas, declararlas, hacerlas nuestras y venir humildemente delante del Señor arrepentidos y confesando nuestros pecados.

¿Tienes problemas económicos? Haz una prioridad tu búsqueda del Señor, y acércate a su trono de gracia expresando las palabras de Jesús en Mateo 6:33: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. ¿Andan tus hijos por caminos que no son de Dios? Si tú has creído, ora aferrándote a la promesa de Hechos 16:31: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”. ¿Necesitas paz y descanso espiritual? ¿Sientes sobre ti una carga muy pesada? En Mateo 11:28, Jesús nos dejó una preciosa promesa: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar". Ven al Señor en oración trayendo estas promesas, confiando que él habrá de cumplirlas en ti plenamente.

ORACIÓN:
Amante Padre, te doy gracias por tus promesas y por tu fidelidad. Tú has prometido descanso para todos aquellos que estamos trabajados y cansados Has prometido suplir nuestras necesidades, y estar con tus hijos todos los días hasta el fin del mundo. Hoy yo vengo a ti y te entrego todas mis necesidades confiando en que tú las suplirás. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y paz”

Dios te Habla