¿Sabes lo que
significa ser un buen discípulo de Jesús?
Marcos 3:14-15
“Y estableció a doce, para que estuviesen
con él, y para enviarlos a predicar, y que tuviesen autoridad para sanar
enfermedades y para echar fuera demonios”
El discipulado no es un aprendizaje teórico; es una
relación entre dos personas: el maestro y el discípulo. Jesús escogió a los
doce “para que estuviesen con él”, dice este pasaje. Los invitó a compartir con
él su vida para formar en ellos su carácter y prepararlos para la Gran Comisión
que les dejaría encomendada antes de ascender al cielo para estar junto al
Padre. Aquellos hombres convocados por Jesús iban a aprender por medio de la
práctica diaria no solamente lo que Jesús decía, sino también lo que él sentía
y lo que él hacía. Durante tres años caminaron con él, rieron y lloraron con
él, compartieron momentos de gozo, y momentos de peligro y ansiedad, trabajaron
y comieron con él día tras día. Para ellos era claramente visible el amor de
Jesús por los enfermos y necesitados, su indignación con los hipócritas, su
arduo trabajo y dedicación, su sabiduría y su vida santa e intachable.
Jesús les habló claramente a todos aquellos que le
seguían, con el fin de que ellos supieran que si decidían ser sus discípulos no
debían esperar ningún beneficio material, sino más bien dificultades y
sufrimientos. En Lucas 9:23, Jesús expresó este concepto con toda claridad: “Si
alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y
sígame”. Además debían estar dispuestos a dejarlo todo por él, incluyendo sus
familias. Dirigiéndose a una multitud que iba con él, Jesús les dice: “Si
alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y
hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo.
Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo”
(Lucas 14:26-27). Ciertamente ser un discípulo de Cristo no es nada fácil, pues
hay muchas cosas que nuestra humana naturaleza ama y desea, a las cuales
debemos renunciar de la misma manera que hizo el Señor durante su caminar por
este mundo.
Jesús derramó sobre sus discípulos el poder y la verdad
de su palabra. Y les prometió la venida del Espíritu Santo diciéndoles: “Mas el
Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os
enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. Más
tarde, ellos recibirían el Espíritu Santo y con él el poder por medio del cual
pondrían en práctica las enseñanzas del Señor, su vida, sus obras, sus planes. Si tú has aceptado a Jesucristo como Salvador,
también has recibido el Espíritu Santo.
Jesús no puede enviarte a predicar con autoridad, a sanar
a los enfermos y a echar fuera demonios si no vives en íntima comunión con él. Debes buscar su presencia diariamente, debes
escudriñar y estudiar sus enseñanzas en la Biblia, debes oír su voz en oración,
llenarte con su Espíritu Santo, adorarlo y obedecerlo. También debes
encontrarte con Jesús en la iglesia local, junto a tus hermanos en los que él
también habita, y poner en práctica el compañerismo, la lealtad y la unidad que
Jesús predicó y llevó a cabo con sus discípulos.
Jesús te ha escogido para que “estés con él”, para que
vivas con él, para que le conozcas íntimamente y seas capacitado para servirle.
Cada día, cada hora, cada minuto, él camina a tu lado y comparte contigo su
vida. Tu responsabilidad es mantener tu relación diaria con el Maestro,
aprender de él y ponerlo en práctica. Procura ser un buen discípulo de Jesús, y
disfrutarás la vida plena y abundante que él nos ofrece (Juan 10:10).
ORACIÓN:
Querido Padre, gracias por la oportunidad que me das de
estar unido con tu Hijo por medio de tu Santo Espíritu. Ayúdame a obtener el
máximo de esta experiencia, de manera que yo pueda llegar a ser un buen discípulo
de Jesús, y un siervo fiel que glorifique tu nombre. Por Cristo Jesús, Amén.
¡Gracia y Paz!
Dios te Habla