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martes, 30 de julio de 2013

“YO DECLARO, YO DECRETO, YO ESTABLEZCO”



Seguramente haz escuchado personas verbalizando oraciones que incluyen frases como “Yo declaro, Yo decreto, Yo establezco” Seguramente te sorprenderás pero Nadie oró de esta manera en la Biblia.

¿Pero entonces de donde sale esta forma de orar?

De la enseñanza de los tele-evangelistas carismáticos. Sin embargo esta forma de orar NO ES BÍBLICA.

A muchos cristianos ingenuos, se les ha enseñado que “en sus bocas hay un milagro” como dicen varios tele-evangelistas carismáticos, repitiendo este mantra continuamente antes de comenzar sus predicas.

El problema es que detrás de esa falsa creencia, esta el error de creer que nosotros “somos mini-dioses” puesto que como somos hijos de Dios, entonces somos una especie de dioses, y que cuando hablamos tenemos poder para crear, tal como DIOS mismo lo hizo.

La filosofía detrás de esa enseñanza es que debemos imitar a Dios, para este punto se basan en Efesios 5:1, y dicen que siendo que Dios en la creación hablo y fue hecho, los hijos de Dios debemos imitar a Dios creando cosas por medio de nuestras palabras y entonces estas vendrán a la existencia.

Sin embargo ese pensamiento, no solamente es ABSURDO, si no que es una BLASFEMIA.

La Biblia es clara cuando afirma:

“Porque hay UN SOLO DIOS, y también un solo Mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre” (1 Timoteo 2:5).

Adicionalmente, esta falsa creencia de que somos DIOSES es la antigua tentación que satanás vendió a Adán y Eva, “y ustedes serán como Dios” (Génesis 3:5). La cual nació primero en el corazón del diablo “Me haré semejante al Altísimo” (Isaías 14:14b).

Observemos lo que opinó el Señor DIOS, sobre el príncipe de Tiro quien también asumió la misma actitud y deseo de satanás:

“Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto se enalteció tu corazón, y dijiste: Yo soy un dios, en el trono de Dios estoy sentado en medio de los mares (siendo tú hombre y no Dios), y has puesto tu corazón como corazón de Dios” (Ezequiel 28:2).

“Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto pusiste tu corazón como corazón de Dios, por tanto, he aquí yo traigo sobre ti extranjeros, los fuertes de las naciones, que desenvainarán sus espadas contra la hermosura de tu sabiduría, y mancharán tu esplendor. Al sepulcro te harán descender, y morirás con la muerte de los que mueren en medio de los mares. ¿Hablarás delante del que te mate, diciendo: Yo soy Dios? Tú, hombre eres, y no Dios, en la mano de tu matador. De muerte de incircuncisos morirás por mano de extranjeros; porque yo he hablado, dice Jehová el Señor” (Ezequiel 28:6-10).

Es claro que el Señor DIOS no toma por inocente al que se enaltece, pensando en su corazón que es una especie de Dios, sentado en un trono con capacidad de DECLARAR, DECRETAR o DICTAR SENTENCIAS. Esa actitud irreverente, es usurpar la Soberanía absoluta de Dios. Tarde o temprano, la justicia del Señor Dios será manifestada sobre quien tal haga.

Como otros han notado, el pensamiento carismático-apostólico esta enraizado en la enseñanza de la Ley de la Atracción y de la Confesión Positiva, esbozada en libros como El Secreto, las creencias de la Nueva Era y en la doctrina Metafísica Práctica de Afirmaciones y Decretos.

Otra declaración de metafísica afirma: “Cuando uno decreta algo, lo está haciendo con autoridad sobre si mismo y sobre su propio mundo. Debemos tener en cuenta de que por ser hijos de Dios tenemos sus mismos poderes, y por lo tanto somos creadores. Esto significa que nosotros mismos decidimos que es lo que actúa en nuestro propio mundo”.

Así que la enseñanza carismático-apostólico-profética de las confesiones y decretos tiene su fundamento en la doctrina de Decretos y Afirmaciones de la Metafisica, No en la Biblia.

En un contraste muy marcado en la Biblia, El Único que puede Decretar, Declarar, y Establecer es el Único Dios Verdadero.

El mismo, hace la pregunta: “¿Quién encerró con puertas el mar, cuando se derramaba como saliendo del vientre; cuando puse yo nubes por vestidura suya, y por su faja oscuridad; y establecí sobre él mi decreto, y le puse puertas y cerrojo” (Job 38:8-10).

Los creyentes en Cristo podemos orar, pedir para que su mano intervenga. Ese es el patrón Bíblico.

En el Nuevo Testamento, nadie dijo “Yo decreto”, mas bien cuando fueron perseguidos clamaron a Dios.

“Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay” (Hechos 4:24).

“Para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera. Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra” (Hechos 4:28-29).

He aquí el resultado de la oración Bíblica al Único Rey Soberano:

“Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios” (Hechos 4:31).

Esa es la manera Bíblica de orar, no es “Yo declaro, Yo decreto, Yo establezco” como enseña con arrogancia la “Metafísica Carismático-Apostólica”, es apelar al Señor, Amo, Creador y Rey soberano de toda criatura, para que EL DECLARE, EL DECRETE y EL ESTABLEZCA.

La Biblia afirma:

“Tú solo eres Jehová; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todo su ejército, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas todas estas cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran” (Nehemías 9:6).

Solo Dios el creador, es el Señor soberano sobre todas sus criaturas.

Dios es Dios, y nosotros somos solo humanos. El único poder esta en la boca de Dios. aprendamos a orar y a expresarnos de una manera Bíblica y abandonemos las practicas que no lo son.


“Gracia y Paz”

Aprendiendo la Sana Doctrina

AMOR A SI MISMO



Mateo 22:39
“…Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

Para poder amar al prójimo primero nos tenemos que amar a si mismos. Jesús no dice, “Amarás a tu prójimo en lugar de amarte a ti mismo”, sino “como a ti mismo”.


¿Porqué debemos de amarnos a sí mismos?

Porque somos hecho a la semejanza de Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” (Génesis 1:26). Esto se repite en 1 Corintios 11:7 y Santiago 3:9. Por esta razón debe haber amor propio, respeto propio.


Los cristianos debeMOS amarNOS a sí mismos

Porque somos hijos de Dios. “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios … Amados, ahora somos hijos de Dios…” (1 Juan 3:1-2).

Porque somos pueblo especial. “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios … vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios” (1 Pedro 2:9-10).

¡Qué honor más grande, todo cristiano debe sentir gran complacencia al pensar en esta relación con Dios!

Todo cristiano, sea cual fuere su genero y condición, debe amar a sí mismo, debe tener amor propio, debe tener respeto propio. Amen.



“Gracia y Paz”

¿CÓMO ESTÁ TU SIEMBRA?



Gálatas 6:7-10
“No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe”

Si sembramos una semilla de naranja, con toda seguridad esperaremos que de la tierra brote una mata que producirá naranjas. Jamás pasará por nuestra mente la idea de que este árbol nos dará manzanas o mangos o cualquier otra fruta que no sea estrictamente naranjas. Este principio se aplica también en el terreno espiritual.

El pasaje de hoy nos afirma que todo lo que sembremos, eso mismo recogeremos. Podemos estar seguros de que todas nuestras acciones tendrán consecuencias acordes a nuestra manera de actuar. Si actuamos de acuerdo a los deseos de la carne, recogeremos corrupción, y con ello todas las correspondientes consecuencias destructivas. Por el contrario, si rechazamos esos deseos y actuamos conforme a lo que nos enseña la Palabra de Dios, obtendremos resultados totalmente distintos; la bendición y el favor de Dios se manifestarán en nuestras vidas, y comenzaremos a disfrutar plenamente desde ahora las maravillas de la vida eterna.

El crecimiento espiritual del creyente guarda una íntima relación con este principio de la siembra y la cosecha. Mientras más compartamos con los demás lo que recibimos del Señor, mayor será nuestro crecimiento y madurez espiritual, porque más nos dará el Señor. El autor de la carta a los Hebreos amonestó a sus lectores porque “debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo”, todavía eran bebés que aún tomaban leche espiritual en lugar de alimento sólido. (Hebreos 5:12). El problema principal de ellos era que lo que aprendían no lo ponían en práctica ni lo compartían con los que les rodeaban.

Un estudiante fue a ver a un profesor y se quejó de que no estaba progresando en sus estudios. Entonces le preguntó si debía buscar un tutor. “¿Un tutor? --respondió el sabio profesor-- Lo que necesitas es un pupilo”. El estudiante siguió el consejo, y a medida que enseñaba a su alumno, más entendía la materia hasta que llegó a dominarla completamente. Asimismo un maestro de Biblia dijo: “Nunca saqué mucho provecho de la Biblia hasta que empecé a dar clases en la Escuela Dominical. Entonces daba la Palabra en vez de limitarme a recibirla”. No hay mejor forma de aprender que enseñando a otros. Estudia la Palabra de Dios, no sólo para que te bendiga y te aproveche personalmente, sino para compartirla con aquellos que necesitan conocer a Dios y sus principios y decretos.

El principio de la siembra y la cosecha también se manifiesta en el aspecto material, de acuerdo a nuestra generosidad al dar. ¿Cuánto das de lo que recibes? El apóstol Pablo escribe en 2 Corintios 9:6: “Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará”. La iglesia de Filipos se caracterizaba por su generosidad al aportar su contribución para la predicación del evangelio. En su carta a los Filipenses, Pablo les recuerda: “Y sabéis también vosotros, oh filipenses, que al principio de la predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir, sino vosotros solos; pues aun a Tesalónica me enviasteis una y otra vez para mis necesidades”. Y seguidamente les dice: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:15-19). Si deseas recoger buena cosecha, tienes que sembrar buena semilla.

Ten siempre presente que todas tus acciones producirán frutos, buenos o malos según sea la calidad de la semilla que siembres. Ora al Señor para que te ayude a actuar siempre conforme a su voluntad de manera que esos frutos glorifiquen su nombre en todos los aspectos. Entonces recibirás una linda cosecha de bendiciones.

ORACIÓN:
Bendito Padre celestial, te ruego que me capacites para actuar siempre de manera que los frutos que mis acciones produzcan sean para honrar y glorificar tu santo nombre. En el nombre de Jesús, Amén.


“Gracia y Paz”
Dios te Habla

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¡¡SÓLO CRISTO VENCIÓ A LA MUERTE!!



Juan 11:25
“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”.

¿Morir o Vivir? El Profesor A. Lamorte escribió: «Ante el siniestro e ineluctable epílogo de esta vida terrenal, la rebelión llega al corazón de los más incrédulos. El hombre siente que no fue creado para morir, que la muerte es un contrasentido. Su inteligencia y su corazón claman no sólo por una supervivencia, sino por una vida mejor que la que se vive aquí en la tierra. Sin embargo, ¿dónde hallar la certeza y las condiciones de esa vida que triunfa para siempre sobre el sufrimiento y la muerte?

Ningún filósofo, ni en la antigüedad ni en los tiempos modernos, ningún moralista ni ningún fundador de religión pudo dar una respuesta. Todos nos abandonan a esta sombría perspectiva: «Después de la muerte se acaba todo». Pero si nuestro organismo físico-químico tiene que acabar su carrera en el polvo de la tierra, tenemos un alma que siempre lleva el recuerdo de su origen divino. Y esta alma tiene sed de una vida eterna. ¿Quién mitigará esta sed? Sólo Cristo puede hacerlo y mostrarnos el camino de la vida eterna. La tumba donde fue puesto su cuerpo estaba vacía la mañana de Pascua, porque resucitó.

Confucio murió, Buda murió y Mahoma murió… Sólo Cristo venció a la muerte. Su resurrección es la prueba de la vida eterna para todos los que creemos en él, los que aceptamos ser purificados de nuestros pecados por medio del sacrificio de Jesucristo. Para los demás está reservado el juicio. ¡Cuán necesario es ponernos lo antes posible del lado de Cristo, para compartir un día su gloriosa resurrección!».


“Gracia y Paz”
La Buena Semilla


El Resucito - Chuy García - Casa de Oración



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ORACIÓN



Amado Dios, gracias por amarnos tanto, gracias por darnos tu misericordia, tu perdón, tu instrucción. Gracias por ser un Dios incluyente, gracias por ser un Dios alcanzable, gracias porque en todo momento podemos elevar una oración a Ti dantote gracias, pidiéndote perdón y suplicando tu instrucción e iluminación para nuestras vidas. Igual te doy gracias por la vida de nuestras familias, muéstrales tu amor y sabiduría para que ellas también alcancen tu perdón y salvación; te agradezco también por todos mis hermanos y hermanas de la Fe, bendice sus vidas y cúbrelos con tu misericordia todo el tiempo, en el nombre de Jesús, Amen.