Salmo 32:8
"Te haré entender, y te
enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos".
Los cristianos debemos tomar
nuestras decisiones basados en esta promesa de Dios. Él nos promete que nos
hará entender sus instrucciones, y nos enseñará el camino que debemos tomar. El
Señor tiene un plan para nuestras vidas, y él está interesado en todas las
decisiones que tomamos. Cuando tengamos que tomar alguna decisión, por simple o
sin importancia que nos parezca, debemos consultar con nuestro Padre celestial
en busca de dirección, sabiendo que él siempre quiere lo mejor para nosotros, y
que él conoce el futuro, el cual a nosotros nos es totalmente desconocido.
Dios siempre está dispuesto a
darnos una dirección clara en cada situación que se presenta en nuestras vidas.
Pero es nuestra responsabilidad tenerlo a él en cuenta en todas las
circunstancias. Aún más, él espera que mostremos temor ante él como Dios
soberano que es. La Biblia
dice en el Salmo 25:12: “¿Quién es el hombre que teme al Señor? El le enseñará
el camino que ha de escoger”. Este temor no se refiere a un sentimiento de
miedo o cobardía, más bien es una profunda adoración y reverencia sincera hacia
Dios y su Palabra. Es ese temor el que nos guarda de pecar y nos empuja a
alejarnos de la maldad y a acercarnos cada vez más al Señor. Cuando obramos
así, él nos enseña el camino que debemos seguir.
Debíamos buscar siempre la ayuda
de Dios al tomar una decisión, pero a veces razonamos así: “Esto es lo que yo
quiero hacer. Si no es la voluntad de Dios, él no me dejará hacerlo”. Bueno,
esto no siempre es cierto. Muchas veces el Señor no nos impedirá que hagamos lo
que no es su voluntad, y no vendrá en nuestro rescate, si no hemos buscado
antes su ayuda. Tendremos que pagar las consecuencias de nuestras propias
decisiones, pero podemos aprender de las malas experiencias. Diariamente
tomamos decisiones, y para que éstas sean sabias tenemos que aprender a conocer
la voluntad del Padre. Debemos orar como David: “Guárdame, oh Dios, porque en
ti he confiado” (Salmo 16:1). Y entonces decir por fe: “Me mostrarás la senda
de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para
siempre” (v.11).
Nuestro Padre celestial
proporciona dirección a sus hijos por medio del Espíritu Santo, que mora en
nosotros. Jesús confortó a sus discípulos mientras los preparaba para el
momento en que no estaría más con ellos físicamente. Les prometió que el
Espíritu Santo sería su consolador, maestro y guía. En Juan 14:26 les dice:
“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre,
él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. Y
en Juan 16:13 les dice: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará
a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo
lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir”. De igual manera,
en la actualidad, el Espíritu Santo nos guiará a nosotros a través de las
pruebas y las decisiones que debemos tomar, si pedimos a Dios que nos ayude.
¿Te encuentras en medio de una
situación difícil? ¿Necesitas tomar una decisión? ¿No sabes qué hacer? Examina
tu corazón y analiza tu actitud hacia Dios. Evalúa tu situación a la luz del
carácter de Dios y de los principios de su Palabra. Pide al Señor humildemente
y de todo corazón que te muestre el camino que debes tomar, así como el
salmista clamó a Dios diciendo: “Muéstrame, oh Señor, tus caminos; enséñame tus
sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame, porque tú eres el Dios de mi
salvación; en ti he esperado todo el día” (Salmo 25:4-5).
ORACIÓN:
Mi amante Padre celestial, te
ruego me perdones todas las veces que he tomado decisiones sin consultar
contigo. Por favor ayúdame en esta situación de incertidumbre, y enséñame el
camino que debo tomar para que se lleven a cabo tus planes en mi vida y tu
nombre sea glorificado. En el nombre de Jesús, Amén.
“Gracia y Paz”
Dios te Habla