Hay una guerra muy antigua entre
el espíritu de Elías y el espíritu de Jezabel. En esta guerra Elías representa
la voz del cielo, la voz del arrepentimiento y el regreso a Dios. Jezabel, en
el sentido opuesto, todo lo que busca es entorpecer y derrotar la labor del
arrepentimiento. Su meta es silenciar el llamado profético.
Para una mejor comprensión del
conflicto entre el espíritu de Elías y el de Jezabel, debemos entender a esos
dos adversarios tal como nos los muestran las escrituras. Cada uno es la
contrapartida del otro. Si Elías es valiente, Jezabel es descarada. Si Elías va
en contra de todo mal, Jezabel va en contra de todo lo bueno. Si Elías habla
con las palabras de Dios, Jezabel habla con base en el mundo de brujería y
engaño.
Elías era el líder espiritual de
la escuela de los profetas en Israel. Bajo su supervisión estaban los hijos de
los profetas (literalmente cientos de videntes y de ministros profetas que
proclamaban la palabra del Señor). Sin embargo, en esta guerra, Jezabel
sistemáticamente asesinó a los siervos de Dios (1 Reyes 18:22). Hasta que llegó
Elías como el último de los profetas y retó a los 450 profetas de Baal y a los
400 profetas de Asera a demostrar su poder: sus dioses contra el poder del
Señor.
Estos 850 hombres eran falsos
profetas, sacerdotes satánicos, que comían en la "mesa de Jezabel" (1
Reyes 18:19). Ellos eran los individuos más poderosos y demonizados que el
reino de las tinieblas puede producir. El Rey Ahab, esposo de Jezabel envió un
mensaje a todo Israel y la nación para que viniesen y presenciasen el conflicto
existente entre el Señor y los dioses.
Los términos del reto fueron muy
simples: cada uno debía poner un buey en el altar. Elías les dijo que:
"... invocaran el nombre de su dios, y yo invocaré el nombre del Señor.
¡El que responda con fuego, ése es el Dios verdadero!" (1 Reyes 18:24).
Seis horas más tarde los sacerdotes de lo oculto no podían aun producir fuego,
pasaron doce horas y Elías comenzó a burlarse de ellos y les dijo "¡Griten
más fuerte! les decía. Seguro que es un dios, pero tal vez esté meditando, o
esté ocupado o de viaje. ¡A lo mejor se ha quedado dormido y hay que
despertarlo!" (vs 27).
Justo antes de la noche Elías oró
sobre su sacrificio y "En ese momento cayó el fuego del Señor y quemó el
holocausto, la leña, las piedras y el suelo, y hasta lamió el agua de la
zanja. Cuando todo el pueblo vio esto,
se postró y exclamó: « ¡El Señor es Dios, el Dios verdadero! »" (1 Reyes
18:38-39). Inmediatamente después de esta demostración del poder de Dios, Elías
instruyó a los israelitas a reunir a los profetas de Baal y a ejecutarlos.
Podríamos suponer hasta ahora que
Elías debió haber ido donde Jezabel y con la misma confianza y el mismo poder
destruirla, pero no lo hizo. Puede que
le sorprenda lo que ocurrió, Elías cae
en una guerra espiritual. Jezabel en un ataque de ira soltó un flujo de
sortilegios contra Elías que le abrumó, y cundió su alma y miedo y a tal punto
que huyó.
¿Cómo es que un profeta tan poderos
puede volverse y huir? La respuesta no es simple, y peor aun, la situación
empeora. Después vemos a Elías sentado bajo un árbol de enebro, lamentándose
que no era mejor que sus padres y rogando por su muerte (1 Reyes 19:4) ¿Qué
presión abrumó a este gran hombre de Dios a tal forma que cayese preso de tanto
miedo y desaliento? El espíritu de Jezabel.
Escuchen amados y comprendan.
Cuando nos enfrentamos contra el principado de Jezabel, puede que podamos
resistir la tentación y la brujería pero debemos protegernos del espíritu de
desaliento y de miedo ya que puede que vengan contra nosotros y silencien
nuestra oración.
Pero el drama continúa...
La guerra entre Elías y Jezabel
continúa y ha estado en los eventos más importantes en la historia del hombre. Recuerde
qué las escrituras hablan refiriéndose a Juan el Bautista como el que
"debía venir antes del Señor con el
espíritu y el poder de Elías" (Lucas 1:17). Jesús dijo de Juan Bautista,
"... él mismo es Elías, que debía venir" (Mateo 11:14, 17:11-13). Juan
incluso tenía la apariencia de Elías.
Como Elías, Juan proclamó la
necesidad de arrepentirse del pecado que veía. Específicamente la vida adultera
del Rey Herodes y su esposa Herodias. Cuando Juan los confrontó Herodias lo
encarceló (Marcos 6:17-19) ¿Quién estaba manipulando a Herodias y
controlándole? De la misma manera como el espíritu de Elías ministraba a través
de Juan, Jezabel tenía influencia en el mundo a través de Herodias.
Y así como Jezabel actuó contra
Elías, Herodias actuó contra Juan. El miedo y el desaliento cubrieron la vida
de este poderoso siervo de Dios, quien había visto descender al Espíritu Santo
como una paloma sobre Jesús y quien escuchó la voz audible del Padre al referirse
a su Amado Hijo. El único hombre que en vida ha tenido contacto directo con la Trinidad, ahora duda de
su visión.
Por fin se presentó la
oportunidad... Herodes dio un banquete" (Marcos 6:21).
"Oportunidad" es una
palabra perfecta para describir el momento de este evento. Dado que esta era
una guerra entre el espíritu de Elías y el de Jezabel, Herodias hizo que su
hija danzara frente a Herodes, excitándole a tal punto que éste le prometió lo
que ella quisiese. Y ella a petición de su madre demandó la cabeza de Juan el
Bautista. ¿Por qué una degollación? Mediante la boca de Juan vino la palabra de
Dios y esta era la mayor amenaza a este espíritu. Cortar la cabeza de Juan era
silenciar su boca y eliminar su autoridad. De esta manera la confrontación
eterna entre estos dos espíritus se detendría al menos temporalmente.
¡Elías viene!
Hace dos mil años, Jesús dijo que
el ministerio de Elías no ha culminado, El prometió que "Sin duda Elías
viene, y restaurará todas las cosas..." (Mateo 17:11). El profeta
Malaquías también escribió, "Estoy por enviarles al profeta Elías antes
que llegue el día del Señor, día grande y terrible" (Mal 4:5). El espíritu
o la influencia de Elías de acuerdo a las escrituras harán que la humanidad
fije su mirada ante el gran día del Señor.
Su propósito es que todas las cosas sean restauradas.
No obstante que el Señor ha usado
el espíritu de Elías, mediante el Espíritu Santo, para darle la unción a Eliseo
y luego a Juan el Bautista, el Señor está levantando una comunidad de profetas,
hombres y mujeres llenos del Espíritu para preparar el camino del retorno de
Cristo. Pero debemos tener en cuenta que Elías viene antes que Jesús pero
también viene Jezabel.
O es que acaso ¿no has notado que
en nuestra tierra abunda la idolatría y la hechicería? ¿No has escuchado su voz
que rechaza la autoridad de Dios y exalta la rebelión con el feminismo? ¿No te has
dado cuenta que ha inducido a que se comentan "inmoralidades
sexuales" aun entre los "siervos de Dios"? (Apocalipsis 2:20).
Ver la manifestación tan evidente de Jezabel nos confirma que el espíritu de
Elías también está entre nosotros para conducir al arrepentimiento y preparar a
que la gente se vuelva al Señor.
En el Antiguo Testamento vemos
cómo Dios destruyó a Jezabel. Jehú, el recién coronado rey de Israel fue
enviado por la Palabra
del señor a través Eliseo, sucesor de Elías, para que se cumpla el juicio de
Dios. Jehú y sus hombres llegaron con mucho furor ante Jezabel y se aceraron a
él los reyes de Judá y de Israel y le preguntaron, "Jehú, ¿vienes en son
de paz? ¿Cómo puede haber paz mientras haya tantas idolatrías y hechicerías de
tu madre Jezabel? replicó Jehú (2 Reyes 9:21-22). Jehú mató a los dos reyes e
inmediatamente se enfrentó a Jezabel. La palabra nos dice que cuando ella lo
vio, ella se pintó los ojos y adornó su cabeza, y se situó en la ventana
superior y le dijo: '¿Cómo estás, Zimri, asesino de tu señor?
El entonces levantó su faz hacia
la ventana y le gritó: "¿Quién está de mi parte? ¿Quién?" Y dos o
tres eunucos bajaron la vista mirándolo. Entonces les dijo: "¡Arrójenla de
allí! Así lo hicieron, y su sangre salpicó la pared y a los caballos que la
pisotearon" (2 Reyes 9:30-33).
Había algo en el espíritu de Jehú
que hoy en día necesitamos en nuestra guerra contra Jezabel. Jehú no tuvo
misericordia, no permitió ninguna clase de simpatía o compromiso con este
espíritu demoníaco. Jehú la puso bajo sus pies. Y en la medida en que ella se
desangraba y estaba próxima a su muerte, los caballos de Jehú la pisotearon.
Si bien es cierto que nuestro
llamado no es a hacer demostraciones físicas, como lo hizo Jehú, no debemos ser
tolerantes ante este espíritu. No debemos estar en paz, ni irnos a lamentar a
la sombra de ningún árbol hasta que la influencia de este espíritu sea
degollado. Debemos dejar de estar en la comodidad mientras sus hechicerías y
brujerías están influyendo a tantos en nuestra tierra. Debemos rechazar de
declarar una paz falsa basada en respeto y en el miedo, especialmente cuando el
Espíritu de Dios nos está llamando a la ¡"Guerra"!
Es significante que los eunucos
la derribaron. Algunos de los que leen este estudio han sido eunucos, esclavos
de los espíritus malignos. Pero hoy Dios les está dando el privilegio de
participar en el juicio eterno contra Jezabel. Derríbenlo. Póngase en la fila
de Dios y deje que el juicio de Dios venga.
Recuerda, este espíritu maligno
desea silenciar su autoridad espiritual callando su voz. Y en la medida que te
libras de sus seducciones, debes aprender a hablar en contra de las influencias
de Jezabel. Usa el nombre de Jesús para ordenar a este espíritu a alejarse de tus
hijos, tu familia, de tu iglesia y de tu alma. ¡¡No dejes que te degolle, abre tu
boca y ora en su contra!!
Hagamos esta oración: “Dios Eterno,
alabado sea tu Santo Nombre por siempre. Te pedimos en el nombre de Cristo que
liberes a los que se encuentran cautivos y esclavos del espíritu de Jezabel. Si
es tu voluntad Señor, ordena a los eunucos que echen abajo las fortalezas de Jezabel
para derribar las malignas fantasías e ideas de las mentes cautivas; libera a las
almas de las ataduras en que se encuentran y fortalécenos para hacer Guerra
Santa contra Jezabel, en el Nombre de tu amado hijo Jesús, Amen”.
“Gracia y Paz”
Verdades Bíblicas