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miércoles, 3 de abril de 2013

ORACIÓN



Padre santo, reconozco y confieso delante de ti, que soy totalmente incapaz de correr mi carrera con éxito, si no es con el poder y la dirección de tu Santo Espíritu. Por favor capacítame para mantener mis ojos fijos en Jesús, imitándolo en todo y haciéndolo el Señor de mi vida. En su santo nombre te lo pido, Amén.

“Gracia y Paz”

EL ESPÍRITU DE JEZABEL (Primera Parte)



Hay una guerra muy antigua entre el espíritu de Elías y el espíritu de Jezabel. En esta guerra Elías representa la voz del cielo, la voz del arrepentimiento y el regreso a Dios. Jezabel, en el sentido opuesto, todo lo que busca es entorpecer y derrotar la labor del arrepentimiento. Su meta es silenciar el llamado profético.

Para una mejor comprensión del conflicto entre el espíritu de Elías y el de Jezabel, debemos entender a esos dos adversarios tal como nos los muestran las escrituras. Cada uno es la contrapartida del otro. Si Elías es valiente, Jezabel es descarada. Si Elías va en contra de todo mal, Jezabel va en contra de todo lo bueno. Si Elías habla con las palabras de Dios, Jezabel habla con base en el mundo de brujería y engaño.

Elías era el líder espiritual de la escuela de los profetas en Israel. Bajo su supervisión estaban los hijos de los profetas (literalmente cientos de videntes y de ministros profetas que proclamaban la palabra del Señor). Sin embargo, en esta guerra, Jezabel sistemáticamente asesinó a los siervos de Dios (1 Reyes 18:22). Hasta que llegó Elías como el último de los profetas y retó a los 450 profetas de Baal y a los 400 profetas de Asera a demostrar su poder: sus dioses contra el poder del Señor.

Estos 850 hombres eran falsos profetas, sacerdotes satánicos, que comían en la "mesa de Jezabel" (1 Reyes 18:19). Ellos eran los individuos más poderosos y demonizados que el reino de las tinieblas puede producir. El Rey Ahab, esposo de Jezabel envió un mensaje a todo Israel y la nación para que viniesen y presenciasen el conflicto existente entre el Señor y los dioses.

Los términos del reto fueron muy simples: cada uno debía poner un buey en el altar. Elías les dijo que: "... invocaran el nombre de su dios, y yo invocaré el nombre del Señor. ¡El que responda con fuego, ése es el Dios verdadero!" (1 Reyes 18:24). Seis horas más tarde los sacerdotes de lo oculto no podían aun producir fuego, pasaron doce horas y Elías comenzó a burlarse de ellos y les dijo "¡Griten más fuerte! les decía. Seguro que es un dios, pero tal vez esté meditando, o esté ocupado o de viaje. ¡A lo mejor se ha quedado dormido y hay que despertarlo!" (vs 27).

Justo antes de la noche Elías oró sobre su sacrificio y "En ese momento cayó el fuego del Señor y quemó el holocausto, la leña, las piedras y el suelo, y hasta lamió el agua de la zanja.  Cuando todo el pueblo vio esto, se postró y exclamó: « ¡El Señor es Dios, el Dios verdadero! »" (1 Reyes 18:38-39). Inmediatamente después de esta demostración del poder de Dios, Elías instruyó a los israelitas a reunir a los profetas de Baal y a ejecutarlos.

Podríamos suponer hasta ahora que Elías debió haber ido donde Jezabel y con la misma confianza y el mismo poder destruirla, pero no lo hizo.  Puede que le sorprenda lo que ocurrió, Elías  cae en una guerra espiritual. Jezabel en un ataque de ira soltó un flujo de sortilegios contra Elías que le abrumó, y cundió su alma y miedo y a tal punto que huyó.

¿Cómo es que un profeta tan poderos puede volverse y huir? La respuesta no es simple, y peor aun, la situación empeora. Después vemos a Elías sentado bajo un árbol de enebro, lamentándose que no era mejor que sus padres y rogando por su muerte (1 Reyes 19:4) ¿Qué presión abrumó a este gran hombre de Dios a tal forma que cayese preso de tanto miedo y desaliento? El espíritu de Jezabel.

Escuchen amados y comprendan. Cuando nos enfrentamos contra el principado de Jezabel, puede que podamos resistir la tentación y la brujería pero debemos protegernos del espíritu de desaliento y de miedo ya que puede que vengan contra nosotros y silencien nuestra oración.

Pero el drama continúa...

La guerra entre Elías y Jezabel continúa y ha estado en los eventos más importantes en la historia del hombre. Recuerde qué las escrituras hablan refiriéndose a Juan el Bautista como el que "debía venir antes del Señor  con el espíritu y el poder de Elías" (Lucas 1:17). Jesús dijo de Juan Bautista, "... él mismo es Elías, que debía venir" (Mateo 11:14, 17:11-13). Juan incluso tenía la apariencia de Elías.

Como Elías, Juan proclamó la necesidad de arrepentirse del pecado que veía. Específicamente la vida adultera del Rey Herodes y su esposa Herodias. Cuando Juan los confrontó Herodias lo encarceló (Marcos 6:17-19) ¿Quién estaba manipulando a Herodias y controlándole? De la misma manera como el espíritu de Elías ministraba a través de Juan, Jezabel tenía influencia en el mundo a través de Herodias.

Y así como Jezabel actuó contra Elías, Herodias actuó contra Juan. El miedo y el desaliento cubrieron la vida de este poderoso siervo de Dios, quien había visto descender al Espíritu Santo como una paloma sobre Jesús y quien escuchó la voz audible del Padre al referirse a su Amado Hijo. El único hombre que en vida ha tenido contacto directo con la Trinidad, ahora duda de su visión.

Por fin se presentó la oportunidad... Herodes dio un banquete" (Marcos 6:21).

"Oportunidad" es una palabra perfecta para describir el momento de este evento. Dado que esta era una guerra entre el espíritu de Elías y el de Jezabel, Herodias hizo que su hija danzara frente a Herodes, excitándole a tal punto que éste le prometió lo que ella quisiese. Y ella a petición de su madre demandó la cabeza de Juan el Bautista. ¿Por qué una degollación? Mediante la boca de Juan vino la palabra de Dios y esta era la mayor amenaza a este espíritu. Cortar la cabeza de Juan era silenciar su boca y eliminar su autoridad. De esta manera la confrontación eterna entre estos dos espíritus se detendría al menos temporalmente.

¡Elías viene!

Hace dos mil años, Jesús dijo que el ministerio de Elías no ha culminado, El prometió que "Sin duda Elías viene, y restaurará todas las cosas..." (Mateo 17:11). El profeta Malaquías también escribió, "Estoy por enviarles al profeta Elías antes que llegue el día del Señor, día grande y terrible" (Mal 4:5). El espíritu o la influencia de Elías de acuerdo a las escrituras harán que la humanidad fije su mirada ante el gran día del Señor.  Su propósito es que todas las cosas sean restauradas.

No obstante que el Señor ha usado el espíritu de Elías, mediante el Espíritu Santo, para darle la unción a Eliseo y luego a Juan el Bautista, el Señor está levantando una comunidad de profetas, hombres y mujeres llenos del Espíritu para preparar el camino del retorno de Cristo. Pero debemos tener en cuenta que Elías viene antes que Jesús pero también viene Jezabel.

O es que acaso ¿no has notado que en nuestra tierra abunda la idolatría y la hechicería? ¿No has escuchado su voz que rechaza la autoridad de Dios y exalta la rebelión con el feminismo? ¿No te has dado cuenta que ha inducido a que se comentan "inmoralidades sexuales" aun entre los "siervos de Dios"? (Apocalipsis 2:20). Ver la manifestación tan evidente de Jezabel nos confirma que el espíritu de Elías también está entre nosotros para conducir al arrepentimiento y preparar a que la gente se vuelva al Señor.

En el Antiguo Testamento vemos cómo Dios destruyó a Jezabel. Jehú, el recién coronado rey de Israel fue enviado por la Palabra del señor a través Eliseo, sucesor de Elías, para que se cumpla el juicio de Dios. Jehú y sus hombres llegaron con mucho furor ante Jezabel y se aceraron a él los reyes de Judá y de Israel y le preguntaron, "Jehú, ¿vienes en son de paz? ¿Cómo puede haber paz mientras haya tantas idolatrías y hechicerías de tu madre Jezabel? replicó Jehú (2 Reyes 9:21-22). Jehú mató a los dos reyes e inmediatamente se enfrentó a Jezabel. La palabra nos dice que cuando ella lo vio, ella se pintó los ojos y adornó su cabeza, y se situó en la ventana superior y le dijo: '¿Cómo estás, Zimri, asesino de tu señor?

El entonces levantó su faz hacia la ventana y le gritó: "¿Quién está de mi parte? ¿Quién?" Y dos o tres eunucos bajaron la vista mirándolo. Entonces les dijo: "¡Arrójenla de allí! Así lo hicieron, y su sangre salpicó la pared y a los caballos que la pisotearon" (2 Reyes 9:30-33).

Había algo en el espíritu de Jehú que hoy en día necesitamos en nuestra guerra contra Jezabel. Jehú no tuvo misericordia, no permitió ninguna clase de simpatía o compromiso con este espíritu demoníaco. Jehú la puso bajo sus pies. Y en la medida en que ella se desangraba y estaba próxima a su muerte, los caballos de Jehú la pisotearon.

Si bien es cierto que nuestro llamado no es a hacer demostraciones físicas, como lo hizo Jehú, no debemos ser tolerantes ante este espíritu. No debemos estar en paz, ni irnos a lamentar a la sombra de ningún árbol hasta que la influencia de este espíritu sea degollado. Debemos dejar de estar en la comodidad mientras sus hechicerías y brujerías están influyendo a tantos en nuestra tierra. Debemos rechazar de declarar una paz falsa basada en respeto y en el miedo, especialmente cuando el Espíritu de Dios nos está llamando a la ¡"Guerra"!

Es significante que los eunucos la derribaron. Algunos de los que leen este estudio han sido eunucos, esclavos de los espíritus malignos. Pero hoy Dios les está dando el privilegio de participar en el juicio eterno contra Jezabel. Derríbenlo. Póngase en la fila de Dios y deje que el juicio de Dios venga.

Recuerda, este espíritu maligno desea silenciar su autoridad espiritual callando su voz. Y en la medida que te libras de sus seducciones, debes aprender a hablar en contra de las influencias de Jezabel. Usa el nombre de Jesús para ordenar a este espíritu a alejarse de tus hijos, tu familia, de tu iglesia y de tu alma. ¡¡No dejes que te degolle, abre tu boca y ora en su contra!!

Hagamos esta oración: “Dios Eterno, alabado sea tu Santo Nombre por siempre. Te pedimos en el nombre de Cristo que liberes a los que se encuentran cautivos y esclavos del espíritu de Jezabel. Si es tu voluntad Señor, ordena a los eunucos que echen abajo las fortalezas de Jezabel para derribar las malignas fantasías e ideas de las mentes cautivas; libera a las almas de las ataduras en que se encuentran y fortalécenos para hacer Guerra Santa contra Jezabel, en el Nombre de tu amado hijo Jesús, Amen”.


“Gracia y Paz”
Verdades Bíblicas