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domingo, 17 de febrero de 2013

¿PUEDES GUARDAR SILENCIO DELANTE DE DIOS?



Salmo 37:7
"Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, por el hombre que hace maldades".

“¡No te quedes ahí parado, haz algo!” Este es un llamado a la acción muy común en este mundo en que vivimos. Sin embargo, existe un peligro muy grande cuando tratamos de aplicar esta manera de pensar en una difícil situación cuya solución deseamos. Con mucha frecuencia los creyentes actuamos, aunque no lo reconozcamos, como si Dios necesitara de nuestra asistencia. Oramos, le pedimos su ayuda e inmediatamente comenzamos a obrar como si estuviésemos seguros de conocer lo que Dios quiere que hagamos. Y muchas veces discutimos y hasta entablamos una lucha con él tratando de obtener un poco más de control sobre la solución del problema.

En algún lugar de nuestras mentes tenemos alojado este dicho popular: “Dios dice: ayúdate que yo te ayudaré”. De hecho, muchos cristianos creen que este consejo está en la Biblia, pero lo cierto es que no está. Sin duda Dios espera que nos esforcemos. Recordemos cuando le dijo varias veces a Josué: “Esfuérzate y sé valiente...” (Josué capitulo 1). Aquella era una situación muy especial y difícil para el joven Josué, pues Dios le estaba entregando la responsabilidad de ocupar el lugar de Moisés como líder del pueblo de Israel, a quien debía guiar hasta la tierra prometida y tomar posesión de ella. El esfuerzo de Josué debía estar centrado en la obediencia “a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó”, le dijo el Señor. Y concluyó: “No te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas”.

Nuestro Padre celestial sabe que no estamos capacitados para vencer en esta vida por nuestros propios esfuerzos, sino que tenemos que depender de él para vivir una vida de victoria. Por eso envió a su Hijo para que muriese en la cruz, porque nosotros éramos totalmente incapaces de salvarnos y de salir de nuestra condición de pecadores. Sobre esto escribió el apóstol Pablo en su carta a los efesios: “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados” (Efesios 2:1). Y mientras predicaba el evangelio en el tiempo que estuvo aquí en la tierra, Jesús dijo: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5).

Nuestros esfuerzos, al igual que hizo Josué, deben estar concentrados en conocer la voluntad de Dios, y en obedecerla. Así que cuando estemos en una situación muy difícil, lo mejor que hacemos es recordar el consejo de Dios el cual nos dice en el Salmo 46:10: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios”. El pasaje de hoy también nos exhorta a guardar silencio y a esperar en el Señor. Cuando asumimos esta actitud de quietud y dependencia, podemos escuchar y aprender todo lo que nuestro Padre celestial quiere enseñarnos. Entonces nos sometemos a su dirección en el camino que él ha trazado.

¿Te sientes demasiado cargado y abrumado tratando de resolver tus problemas? No te dejes guiar por los impulsos de la carne que te mueven a actuar inmediatamente. Haz un alto, ora, y deja las cosas en manos de Dios. Reconoce tu incapacidad y tu debilidad, guarda silencio y estate quieto. Permite al Señor tomar el control y descubrirás las maravillas que él tiene reservadas para ti. Él te demostrará que él es más que suficiente para resolver todos tus problemas. Su poder se perfecciona en nuestra debilidad (2 Corintios 12:9), cuando reconocemos que separados de él nada podemos hacer.

ORACIÓN:
Padre santo, te ruego me des discernimiento para entender en lo más profundo de mi espíritu, lo que tú quieres que yo haga cuando me dices que esté quieto y que guarde silencio. Ayúdame a descansar en ti, a confiar más en ti y a esperar tranquilamente en ti. Te lo pido en el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla 

LA GRACIA PARA ESPERAR



Salmo 62:1, 2
“En Dios solamente está acallada mi alma; De él viene mi salvación. El solamente es mi roca y mi salvación; Es mi refugio, no resbalaré mucho”.

No hay duda de que una de las cosas que menos nos gustan es esperar en fila. Llegamos a la cita del médico a tiempo o un poco antes, para no tener que esperar. Vamos al supermercado para comprar apenas unas cosas, y nos quedamos anclados en una fila interminable en la caja. Y todos hemos tenido la experiencia de esperar en el vehículo para usar un cajero automático del banco.

Cuando llevamos algo al Señor en oración, también traemos con nosotros nuestra impaciencia. Normalmente hacemos una petición, y esperamos la respuesta al instante. Si Dios no se pone en acción de inmediato, muchas personas comienzan a pensar: Bien, traté de orar, pero el Señor simplemente no hizo nada. En realidad, la oración no funciona.

¡Qué trágico! Comparemos esa actitud con la del rey David. Cuando él tenía apenas 16 años de edad, Dios envió al profeta Samuel a ungirlo como el rey. Pasarían dieciséis años más para que esa promesa se cumpliera. ¿Qué hizo David durante ese tiempo? ¿Se quejaba exigiéndole su reino? De ningún modo. David entendía que Dios era fiel. También sabía que su Padre celestial no solo era el Dios del quién y el qué, sino también del cuándo y el cómo. David quería tener el reinado solamente cuando el Señor estuviera dispuesto a dárselo. Por tanto, esperó.

¿Hay algo en tu vida por lo cual te resulta difícil mantenerte paciente? ¿Esperarás en el Señor como uno espera en el banco, o al igual que el rey David confiarás en el tiempo de Dios? El Padre celestial conoce cada faceta de tu situación, y su “demora” es, porque Él quiere, en realidad, lo mejor para ti.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

DIOS ESTARÁ CONTIGO



Isaías 43:2
“Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti”.
 
Dios ha prometido su ayuda para con nosotros, para todos aquellos que están necesitados y afligidos, abatidos por los problemas, desechados por la misma sociedad que los formó. Cuando hacemos nuestras las promesas de Dios, no importa lo que se nos ponga en frente, si Él es con nosotros ¿Quién contra nosotros?.

El enemigo es experto en disfraces, en engaños. En ocasiones se tienen problemas tan grandes que para algunas personas es más fácil pensar que la única solución es la muerte, pero es solo una ilusión, no hay problema que Cristo no pueda solucionar, incluso hasta la muerte tiene solución. Él promete que las muchas aguas de los problemas no nos ahogarán, que el fuego encendido del enemigo no nos tocará, porque con Jesús vamos de victoria en victoria, ¡ánimo! Estamos al final de la carrera, un esfuerzo más y habremos terminado la buena carrera, ¡Cristo está en la meta, esperándote con tu galardón, no desfallezcas!

“Gracia y Paz”
Pensamiento Diario

EL QUE NO AMA, NO HA CONOCIDO A DIOS; PORQUE DIOS ES AMOR



1 Tesalonicenses 3:12
“Y á vosotros multiplique el Señor, y haga abundar el amor entre vosotros, y para con todos, como es también de nosotros para con vosotros”

El apóstol Juan nos da un resumen de las cualidades de Dios cuando dice: “Dios en Amor.” ¿Cómo sabemos que Dios nos ama? Juan dice, “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él” (1 Juan 4:9). Al pensar en este tema, Juan llega a una conclusión. Dice: “Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros,” de modo que si tú verdaderamente perteneces a Cristo, tendrás un afecto genuino a sus hermanos en Cristo y tendrás un amor cordial y verdadero hacia ellos.

De no ser así, debes dudar que perteneces a Cristo y que hayas pasado de la muerte a la vida en él. 1 Juan 4:8 “El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.” ¿Tendrás verdadero gozo en tu corazón cuando ves a tus hermanos cristianos andando en la luz, y sirviendo a Cristo de corazón? El versículo 12 dice: “si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros".

“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Día

ORACIÓN:


Amante Padre celestial, me postro ante tu trono de gracia para adorarte y darte gracias por todas tus bendiciones. Te ruego pongas en mí un ferviente deseo de buscar tu rostro en oración cada día de mi vida, para disfrutar siempre de tu paz y tu gozo. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”