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viernes, 8 de febrero de 2013

NO BASTA ADMIRAR A JESÚS



Si Jesús hubiese querido enriquecerse cobrando cuantiosas sumas por sus pródigos y sanidades milagrosas habría sido el hombre más rico del mundo; seguramente que multitudes habrían peregrinado de tierras lejanas para recibir curación, no importando precio ni esfuerzo. Otros, simplemente habrían pagado por presenciar el espectáculo. No obstante, y lejos de manifestar en lo más mínimo este mezquino interés, Jesús tuvo -él mismo- que pagar aun con su vida por hacer gratuitamente estos favores a los hombres; enseñando además a sus discípulos a seguir este ejemplo. Léase: “...ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis... Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis” (Juan 13:15,17).

Contrario a las enseñanzas de Jesús, muchos se han enriquecido a costas del evangelio; otros han torcido la interpretación de las escrituras enseñando a buscar los bienes materiales como la gran bendición de Dios, ignorando que ésta no se mide por los valores materiales sino espirituales; y muchas aplauden estas erróneas interpretaciones apoyados más en su propia avaricia que en verdad de las escrituras, según leemos: “...hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales...” (1 Timoteo 6:5). ¿Que te parece?, ¿fue esto solamente para los primeros cristianos, o también para los que hemos alcanzado el final de esta era?

Jesús renunció a todo

“...siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo... hecho semejante a los hombres” (Filipenses 2:6-7). Para venir a este mundo Cristo renunció al hecho de ser Dios mismo, mediante la operación de uno de los misterios más grandes; según leemos: “...grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne...” (1 Timoteo 3:16). Despojándose de sus atributos divinos se hizo increíblemente un ser mortal; y en la forma de hombre vivió entre los hombres, pero debido a sus pecados no le conocieron, según leemos: “En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció” (Juan 1:10). En el mundo no buscó ostento ni fama -cosas que añoran los hombres- sino que nació en el pesebre de una aldea. Los padres terrenales que escogió para que fuesen sus tutores no fueron príncipes de este mundo sino personas muy sencillas y pobres; tampoco se instruyó a los pies de ningún sabio, estimando como superior el conocimiento de Dios. Cuando escogió discípulos buscó gente sencilla y menospreciada por la sociedad, gente calificada como vulgo. Después de ello inició su grandioso ministerio enfocando su atención principalmente a los pobres como la razón más poderosa de su misión. Leamos: “...juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra...” (Isaías 11:4). Su principal caminar era por las aldeas, según leemos: “y saliendo, pasaban por todas las aldeas, anunciando el evangelio y sanando por todas partes” (Lucas 9:6). No por ello quiere decir que salvaba a todos los pobres por ser pobres, sino enseñaba que dentro de ellos que están los más necesitados de Dios a quienes él escogería; como asegura la Palabra: “...¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en la fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?” (Santiago 2:5). Santiago -hermano en la carne de Jesús- impregna en este libro el singular estilo de Cristo, de quien tenía su misma doctrina respecto a los pobres.

¿Quiénes de verdad siguen a Cristo?

Un verdadero discípulo de Cristo so sólo admira lo que él hizo, sino está dispuesto a imitar en todo a su maestro; según leemos: “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo” (1 Juan 2:6). Aunque el mundo ha estado lleno de admiradores de Jesús, a quien le cantan y vitorean; son demasiado pocos los que están dispuestos a imitarle efectivamente, como lo enseña el apóstol Pablo: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1 Corintios 11:1). No basta, pues, con hablar de su abnegación y renuncia, porque Él demanda lo mismo a quienes le siguen: “...si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame... Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiera su alma?...” (Mateo 16:24,26). Note usted que para alcanzar a Cristo y su salvación hay que estar también dispuestos a perder las glorias que este mundo ofrece.

Cuando Cristo se refería a los ricos, decía: “...¡cuan difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! ...Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Ellos se asombraron aun más, diciendo entre sí: ¿Quién, pues, podrá ser salvo?” (Marcos 10:23,25-26). Aunque muchos han pretendido atenuar el contenido de estas palabras, note usted que aun sus discípulos -sin ser ricos- dijeron: “¿quién podrá ser salvo?” lo cual quiere decir que la inclinación de los muchos a la avaricia -deseo de tener más- es común en la raza humana.


¿A quiénes mira Jesucristo?

Los ojos de Jesús nunca se dirigieron a las grandes ciudades ni a los ricos, porque no necesitan de Dios; los dioses de ellos son otros, según leemos: “Porque escudo es la ciencia y escudo es el dinero...” (Eclesiastés 7:12). Respecto a la ciencia, dice: “...evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia, la cual profesando algunos, se desviaron de la fe...” (1 Tito 6:20-21) y respecto al dinero, dice: “...el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe...” (1 Tito 6-10). Note, que ambas cosas desvían a los hombres de la fe. Resulta antagónico el surgimiento de grupos cristianos que promueven el poder político y la prosperidad económica como señal de la bendición de Dios, bajo este punto de vista, tanto Cristo como Pablo y demás discípulos vivieron bajo maldición, pues rechazaron la gloria de los hombres para vivir como pobres. Léase: “...ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas... Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras... que echen mano de la vida eterna” (1 Tito 6:17-19). No basta con admirar a Jesús, ni siquiera con entender su doctrina; hay que seguir su ejemplo, si es que valoramos más la vida eterna que la vida en este mundo.

¿Lo entiendeS tU?


“Gracia y Paz”
Vida Cristiana

MIGRAÑA - 21 REMEDIOS POPULARES



La migraña o jaqueca es una dolencia muy común que afecta a millones de personas alrededor del mundo especialmente a las mujeres entre 15 y 55 años.

La migraña se diferencia del dolor de cabeza al caracterizarse por la aparición recurrente de crisis cuya duración oscila entre dos y setenta y dos horas y donde se manifiesta:


Entre sus síntomas más frecuentes están:

·      Dolores de cabeza (más de un lado que de otro de la cabeza).
·      Hipersensibilidad a los estímulos sensoriales (luz, ruidos).
·      Inapetencia.
·      Fatiga.
·      Visión alterada (ver estrellas o líneas en zigzag, punto ciego temporal).
·      Trastornos digestivos (Nauseas).
·      Manifestaciones de carácter afectivo, como la ansiedad.


Síntomas después del ataque de migraña

·      Confusión mental.
·      Necesidad de dormir más.
·      Dolor de cuello.


Existen diferentes tipos de migraña las cuales mencionamos a continuación:

Migraña sin aura, migraña con aura (típica, prolongada, sin cefalea o de inicio agudo), migraña oftalmopléjica, migraña retiniana y migraña transformada (con abuso de analgésicos o sin abuso de ellos).


Existen diversas causas que precipitan la aparición de la migraña y que incluyen situaciones tanto de tipo físico como biológico o psicológico las cuales detallamos a continuación:

·      La ingesta de alcohol.
·      Alimentos como cacao, derivados lácteos, cítricos, frutos secos, condimentos y conservantes entre otros.
·      La menstruación o el uso de las píldoras anticonceptivas.
·      La insolación prolongada.
·      La alteración de ritmos del sueño.
·      Estrés.
·      Ayuno prolongado.
·      Reacción alérgica.
·      Luces brillantes, ruidos altos y ciertos olores de perfumes.
·      Alimentos que contengan tiramina (vino rojo, queso curado, pescado ahumado, hígado de pollos, higos y algunas legumbres) glutamato monosodico o nitratos (salchicha, salami).

En el caso del estrés, éste incrementa la presencia de crisis, no tan sólo en el momento en que se produce, como es, por ejemplo, el caso de la población estudiantil en periodo de exámenes sino también su acción se manifiesta al programar ciertas actividades anticipadas, ya sean positivas o negativas, como resultado del fruto de la propia ansiedad o del temor de esa actividad.

Con relación al consumo de alcohol, es importante que las personas no confundan la migraña propiamente dicha producida por el consumo no abusivo de alcohol, que suele producirse a las pocas horas (generalmente dos o tres), de aquel simple dolor de cabeza producido por la resaca, que suele presentarse tras un intervalo de cinco a diez horas y tras un consumo abusivo de alcohol.


Remedios populares

  1. Cubrir la nariz y la boca con una bolsa de papel, e inhalar y exhalar varias veces.

  1. Colocar sobre la frente la cáscara de una sandía o de una banana (plátano) madura, y fijarla con una gasa.

  1. Comer quince almendras o fresas

  1. Tomar una cucharadita de nuez moscada rallada en una taza de agua.

  1. Tomar dos cucharaditas de vinagre de sidra de manzana en un vaso de agua con cada comida reduce la frecuencia de las migrañas.

  1. Inhalar las emanaciones de un frasco de mostaza fuerte

  1. Realizar baños de pies o manos donde se haya añadido jugo de limón o mostaza.

  1. Beber a sorbos una taza de infusión de manzanilla previene las migrañas.

  1. Mezclar una cucharadita de matricaria, mejorana, albahaca y romero en una taza y luego  derramar sobre ellas agua recién arranca a hervir.  Dejar en infusión durante 10 minutos. Colar y agregar miel de romero para atenuar el amargor. Tomar una taza en ayuna y dos más a lo largo del día.

  1.  Verter una cucharita de naranjo agrio, una de tilo y una de yerbabuena en una taza de agua que este hirviendo.  Tapar, dejar de refrescar y colar.  Tomar una taza después de la comida principal durante 3 meses.

  1.  Sumergir los pies en un balde con agua caliente y agregar tres cucharadas de sal.  Nota: No realizar este remedio si se sufre de várices.

  1.  Recostarse durante 30 minutos en un cuarto oscuro y silencioso sin almohada. 

  1.  Verter 2 cucharadas de raíz de jengibre fresco en una taza de agua que esté hirviendo y tapar.  Colar y tomar a diario para prevenir los ataques de migraña.

  1.  Hervir un puñado de hojas de caléndula en 1/4 de litro de agua por tres minutos. Retirar del fuego, filtrar el líquido y beber lentamente.  Tomar 2 tazas al día para combatir los síntomas.

  1.  Aplicar aceite de espliego en las sienes realizando un pequeño masaje a modo de círculos.  Efectuar este remedio varias veces hasta conseguir aliviar el dolor.


  1.  Verter 1 cucharadita de hojas de espliego en una taza de agua que esté hirviendo.   Dejar reposar por 10 minutos, filtar y tomar una taza  cuando se sienta que comenzará la migraña

  1.   Batir 3 claras de huevo a punto de nieve y después agregar 6 estigmas de azafrán. Remover con energía y luego extender la pasta sobre una compresa que se pone en la frente mientras se descansa con los ojos cerrados. Aplicar este remedio las veces que se requiera

  1.  Verter 1 cucharada de verbena en una taza de agua que esté hirviendo.  Tapar y dejar refrescar.  Beber una taza para aliviar las molestias.

  1.  Mojar un puñado de hojas de menta en un poco de agua tibia. Después aplicar sobre la frente y cerrar los ojos para lograr descansar.

  1.  Partir una cebolla grande sin piel por la mitad y, mediante una gasa, poner sobre el área donde se siente el dolor. Dejar la cataplasma treinta minutos y luego reemplazar por una compresa o gasa caliente.

  1.  Aplicar suaves masajes circulares con los nudillos de la primera y segunda falange de los dedos sobre las sienes y la frente. 


Recomendaciones alimenticias

La alimentación resulta esencial para prevenir y corregir la incidencia de las crisis de migraña tanto en lo que se refiere a la intensidad del dolor como en su periodicidad.  Por ello, se recomienda:

Consumir lecitina de soya a diario, ya que, según investigaciones, reduce la cantidad y severidad de los ataques.

Consumir alimentos ricos en magnesio como los frutos secos, cereales integrales y pan integral.

Eliminar de la dieta quesos amarillos, picantes y chocolate debido a que irritan el sistema nervioso.

No abusar del consumo de productos enlatados y deshidratados, ya que tienen altas concentraciones de glutamato de sodio, aditivos alimentarios y sazonadores a base de nitrato de sodio.

Controlar el consumo de grasas de origen animal (limitar en lo posible el consumo de carnes rojas en especial por sus contenidos de nitrato de sodio, promotor de cefalea).

Evitar los alimentos que contenga aminoácidos tiramina como los plátanos, bananas, productos lácteos etc.

Reducir, en lo posible, el consumo de bebidas alcohólicas en especial el vino tinto, ya que posee un alto contenido de fenoles, que facilitan la irritación nerviosa.

Evitar la ingesta de alimentos fríos, ya que éstos pueden irritar los nervios del paladar e intensificar el dolor de cabeza


Otras recomendaciones

·      No fumar y evitar los ambientes contaminados.

·      Evitar lugares con ruidos fuerte.



Consultar con el doctor si la migraña viene acompañada con:

·      Trastornos del hablar.
·      Rigidez del cuello.
·      Vómitos.
·      Adormecimiento de alguna área del cuerpo.


“Gracia y Paz”
Publicado por Carlos Martínez M.
Fuente: Remedios Populares

“YO HE VENIDO PARA QUE TENGAN VIDA”



Juan 1:4
“En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”.

“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” (Génesis 2:7). Toda vía tenemos vida corporal, pero cuando la raza humana cayó en pecado, perdimos la vida del espíritu. Por eso Jesús dijo, “He venido para que tengan vida”. Tenemos vida del cuerpo, vida del alma, pero no tenemos vida espiritual hasta que venimos a Jesús que es el único que nos puede impartir vida espiritual, por lo que hizo en la cruz cuando murió por los pecados del mundo.

“En EL estaba la vida.” ¿Ves dónde está la vida? está en Él. Estamos vivos a la política, al Súper Bowl, a las finanzas, y a nuestras necesidades, pero si no renacemos del espíritu, no tendremos vida espiritual. Si hablamos a alguien de Cristo, de renacer, de obedecerle a Cristo; o si le hablamos de que es lo que nos pasa cuando morimos, entonces vemos que pronto ellos pierden interés y se acuerdan de algo “urgente” que tienen que hacer en otro lugar. Su falta de interés en las cosas espirituales indica que no tienen vida espiritual.

Jesús dijo, “yo he venido para que tengan VIDA, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10)

¿TU Has venido a él para recibir esta vida?

“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Día

¿DIOS ABORRECE EL PECADO, PERO AMA AL PECADOR?



Existe una famosa frase que dice: “Dios aborrece el pecado, pero ama al pecador”. Este dicho es conocido entre los impíos, pero también es predicado por muchos que se hacen llamar “cristianos”. Pero ¿tal declaración proviene de las Escrituras? De ninguna manera. Tal dicho vino del corazón de un hombre que no conocía a Dios, no proviene de las Santas Escrituras, es decir, no proviene de la boca de Dios.

Lo que las Escrituras enseñan es que Dios es Santo y tan limpio de ojos que no puede mirar con favor el mal (Habacuc 1:13). Por lo tanto, el malo no puede habitar junto a Dios. ¿Por qué? Porque El no es un Dios que se complace en la maldad. Los insensatos no estarán delante de sus ojos. El Dios de las Escrituras aborrece a todos los que hacen iniquidad. El destruirá a todos los que hablan mentira. Dios abomina al hombre sanguinario y engañador (Salmo 5:4-6), o como dice nuestro Proverbios 11:20; “Abominación son a Jehová los perversos de corazón; Más los perfectos de camino le son agradables”.

El Salmo 7:11 dice claramente que Dios está airado contra el impío, es decir, contra el pecador todos los días. ¿Esto significa que Dios es cruel? De ninguna manera. El Salmo enseña que la razón por la cual Dios abomina al pecador es porque El es Justo. Dios es juez justo, por lo tanto, abomina al pecador. Esto no se trata de crueldad, sino de plena justicia. ¿Cómo Dios no se va airar al ver que Su Santa voluntad es quebrantada todos los días?

Algunos han llegado a decir que eso es verdad en el Antiguo Testamento, pero que en el Nuevo Testamento vemos a un Dios diferente. ¿Será eso cierto? ¿Será cierto que Dios ha cambiado? La respuesta es No. Juan 3:36 dice: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él”. Efesios 5:3-6 dice: “Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias. Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios. Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia”.

Entonces, la verdad de que Dios abomina al perverso de corazón, no solo es una verdad en el Antiguo Testamento, sino que también es verdad en el Nuevo Testamento. Esto se debe a que Dios es el mismo ayer, hoy y siempre, Dios es inmutable, El no cambia.

Dios abomina a los perversos de corazón, pero Su agrado está sobre los perfectos de camino. Pero ¿Quiénes son perfectos de camino, si todos nos hemos descarriado? Solo uno, Jesucristo el Justo. Ante El los cielos se abrieron y el Padre dio la siguiente declaración: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3:17). Sobre Jesucristo estaba el eterno y completo agrado del Padre. Pero El, en la cruz del calvario fue abandonado por su Padre (Mateo 27:46). ¿Por qué? Porque Jesucristo estaba llevando la maldad de su pueblo para que todos aquellos que crean en El sean justificados. Eso significa que todos aquellos que están en Cristo, ahora, por El, son declarados perfectos de camino, y el agrado pleno del Padre está sobre ellos. De tal manera que el mismo amor que estaba sobre el Hijo Jesucristo, es el mismo amor que está sobre aquellos que Él ha justificado (Juan 17:26).

La evidencia más clara que Dios es justo y abomina al pecador es la Cruz de Jesucristo. El Padre aplastó a su Hijo Jesucristo porque El fue hecho pecado por nosotros, fue hecho maldición por nosotros. La Cruz es la plena manifestación de la justicia de Dios (Romanos 3:25). La Cruz no está para que sintamos lastima por Jesús, sino para que conozcamos y temblemos ante el Dios de las Santas Escrituras, por esa razón el Señor, en el camino a la crucifixión, le dijo a las mujeres que lloraban: “Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos… Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará?” (Lucas 23:28, 31).

Roguemos al Señor para que nos siga limpiando de aquella falsa imagen de un dios que nos hemos hecho, pero que no es el Dios de las Escrituras. Roguemos al Señor para que nos siga mostrando Su Gloria.

“El Dios de dioses, Jehová, ha hablado, y convocado la tierra, Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone. De Sion, perfección de hermosura, Dios ha resplandecido. Vendrá nuestro Dios, y no callará; Fuego consumirá delante de él, Y tempestad poderosa le rodeará. Convocará a los cielos de arriba, Y a la tierra, para juzgar a su pueblo. Juntadme mis santos, Los que hicieron conmigo pacto con sacrificio. Y los cielos declararán su justicia, Porque Dios es el juez. Oye, pueblo mío, y hablaré; Escucha, Israel, y testificaré contra ti: Yo soy Dios, el Dios tuyo. No te reprenderé por tus sacrificios, Ni por tus holocaustos, que están continuamente delante de mí. No tomaré de tu casa becerros, Ni machos cabríos de tus apriscos. Porque mía es toda bestia del bosque, Y los millares de animales en los collados. Conozco a todas las aves de los montes, Y todo lo que se mueve en los campos me pertenece. Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti; Porque mío es el mundo y su plenitud. ¿He de comer yo carne de toros, O de beber sangre de machos cabríos? Sacrifica a Dios alabanza, Y paga tus votos al Altísimo; E invócame en el día de la angustia; Te libraré, y tú me honrarás. Pero al malo dijo Dios: ¿Qué tienes tú que hablar de mis leyes, Y que tomar mi pacto en tu boca? Pues tú aborreces la corrección, Y echas a tu espalda mis palabras. Si veías al ladrón, tú corrías con él, Y con los adúlteros era tu parte. Tu boca metías en mal, Y tu lengua componía engaño. Tomabas asiento, y hablabas contra tu hermano; Contra el hijo de tu madre ponías infamia. Estas cosas hiciste, y yo he callado; Pensabas que de cierto sería yo como tú; Pero te reprenderé, y las pondré delante de tus ojos. Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios, No sea que os despedace, y no haya quien os libre. El que sacrifica alabanza me honrará; Y al que ordenare su camino, Le mostraré la salvación de Dios” (Salmo 50).

“Gracia y Paz”
Aprendiendo la Sana Doctrina

EL PROPÓSITO DE DIOS EN NUESTRAS DIFICULTADES



Romanos 8:28-29
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos”.

Si pudiéramos elegir el número de dificultades que quisiéramos enfrentar en la vida, la mayoría de nosotros elegiríamos el cero. Pero Dios ve que los tiempos de dificultad tienen gran valor y los utiliza para llevar a cabo sus planes.

Uno de los propósitos que tiene Dios para nosotros, es hacer que nuestra relación con Él crezca. El Señor sabe que nos es difícil ponerlo a Él primero, muchos de nosotros damos más prioridad a la familia y a los amigos. Para otros, el dinero, el trabajo e incluso los placeres, son un obstáculo. Cuando el Señor ve que nuestra atención se está desviando de Él, puede usar las dificultades para que le demos el lugar debido.

Otra razón por la que Dios permite las dificultades, es para conformarnos a la imagen de Jesús. El dolor es una herramienta que saca a la superficie nuestra carnalidad, lo utiliza también para zarandearnos, moldearnos y podarnos. El proceso de santificación —de crear un carácter como el de Cristo en nuestras vidas— comienza en el momento de la salvación y terminará con nuestro último aliento.

Un tercer propósito es revelar nuestras verdaderas convicciones. Nuestra fe es probada en los tiempos difíciles. Es fácil decir: “Dios es bueno” cuando las cosas están tranquilas. Pero cuando todo se frustra, ¿revelan nuestras palabras y acciones una actitud de confianza?

El rey David soportó el desmoronamiento de su familia, ataques personales y la traición de algunos de sus seres queridos. Pero, gracias a esas pruebas, adquirió una fe más fuerte y un carácter más piadoso.

¿Dejaras que el Señor utilice tu situación actual para lograr los buenos propósitos que Él tiene para ti?

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

¿ANDAS TÚ EN EL ESPÍRITU?



Gálatas 5:16-26
“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros”.

Cuando observamos una banda de música actuar en una parada o en un evento deportivo, lo que más llama la atención es el hecho de que todos los integrantes marchan al unísono llevando el paso al ritmo de la música. Todos concentran sus esfuerzos en moverse unánimemente al compás de los tambores y demás instrumentos, siguiendo la dirección del director de la banda.

El pasaje de hoy nos dice que “si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu”. Esta expresión también se puede traducir: “Si vivimos en el Espíritu, llevemos el paso del Espíritu.” Es decir, al igual que los integrantes de esa banda tratan de mantener el ritmo indicado por su director, los que vivimos en el Espíritu hemos de seguir la dirección del Espíritu y estar en armonía con él. Dice también este pasaje: “Si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley”. Esto significa que si verdaderamente estamos siguiendo las instrucciones del Espíritu, no dependeremos de nuestros propios esfuerzos, pues él se encarga de luchar contra los intentos del mal que existe en nuestra naturaleza carnal.

Tenemos que estar concientes de que “la carne y sus deseos” siguen presentes aun después de nuestra conversión. Dios podría haber quitado la naturaleza carnal del nuevo creyente, pero en vez de hacerlo nos dio su propio Santo Espíritu para que morase en nosotros. Entonces se establece una batalla constante dentro de nosotros. “Andar en el Espíritu” implica renunciar a nuestros propios deseos, rendirse a la autoridad de Cristo, y permitir que el Espíritu Santo controle nuestras acciones. Es esto precisamente lo que Dios desea que hagamos.

¿Cómo podemos estar seguros de que estamos bajo el control del Espíritu Santo y no de nuestros propios deseos? Mientras predicaba el Sermón del Monte Jesús dijo, refiriéndose a los falsos profetas que abundaban en aquellos días: “Por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7:16). Esto podemos aplicarlo a nosotros también. El pasaje de hoy nos muestra claramente la diferencia entre las obras o frutos de la carne y el fruto que produce el Espíritu Santo. Si analizamos nuestro diario vivir, ¿qué frutos muestran nuestras acciones? ¿Acaso se manifiestan los deseos carnales mencionados allí u otros por el estilo? ¿O puede verse con claridad en nuestras vidas la manifestación del fruto del Espíritu?

Medita en el pasaje de hoy. ¿Cómo te evalúas a ti mismo cuando de llevar el paso del Espíritu se trata? ¿En el mismo ritmo? ¿O en total disonancia siguiendo los toques de tu propio tambor? Quizás estés tratando de “andar en el Espíritu”. El problema es que cuando tratamos de vivir como Cristo, encontramos serias dificultades en lograrlo porque nos enfocamos en hacerlo nosotros, en lugar de permitir que sea Cristo viviendo su vida a través de nosotros.

Ora pidiendo al Señor discernimiento espiritual para escuchar claramente las instrucciones del Espíritu Santo y la capacidad para mantenerte en armonía con él ejecutando sus instrucciones de manera impecable.

ORACIÓN:
Bendito Dios, ¡cuánto anhelo caminar en perfecta armonía con tu Espíritu! Por favor, ayúdame a mantenerme en el camino trazado por ti, alejándome cada vez más de las obras de la carne, y que tu Santo Espíritu produzca en mí su fruto y tu nombre sea glorificado en mi vida. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

AUNQUE EN LAS ESTRELLAS PONGAS TU NIDO



Abdías 4
“Si te remontares como águila, y aunque entre las estrellas pusieres tu nido, de ahí te derribaré, dice Jehová”.

Que fácil es ufanarse y decir: “yo hice, yo arreglé, yo construí, yo si pude el otro no, yo esto, yo lo otro”. Veo personas por dondequiera dando charlas de superación enseñando que Dios y el universo están para cumplir nuestros deseos, que podemos desear mucho y todo nos será dado. La contraparte se enorgullece de decir que con su trabajo, dedicación, esmero, fuerzas obtuvieron su conocimiento, su riqueza, su poderío.

No importa en que lugar se auto coloque el hombre, ni cuanto se ufane, ni cuan alto vuele, ni donde construya su casa. Todo le ha sido dado porque Dios lo ha permitido y si Él lo desea también lo puede derribar, muchos hombres poderosos a la hora de sentir la muerte cercana han descubierto cuan grande error cometieron al alejarse de Dios y apropiarse de lo que no era suyo.

No importa si somos ricos o pobres, poderosos o débiles, Dios siempre está sobre nosotros y nuestra mejor opción siempre será humillarnos ante su presencia y reconocer que lo que tenemos, de su mano lo hemos recibido. “Por eso te alabo oh Dios, por lo bueno y misericordioso que has sido conmigo. En el nombre de Jesús, Amen!”

“Gracia y Paz”
Pensamiento Diario