Mateo 7:24
“Cualquiera, pues, que me oye
estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su
casa sobre la roca”.
Cuando un viento huracanado
derrumbó una parte de la cerca que rodea nuestra casa, mi primera reacción fue
culpar al hombre que la había colocado pocos meses antes. Tras un momento de
reflexión, me di cuenta de que la culpa era mía. Cuando estaba casi terminada,
le dije al constructor que no hacía falta reemplazar cuatro postes de la cerca
anterior con otros de cemento. «Solo fije la nueva cerca a los postes viejos
—dije—. Quedará bien». Así fue… hasta que llegó el viento.
Jesús narró una valiosa historia
para enfatizar la importancia de construir nuestra vida sobre el sólido
fundamento de obedecer su Palabra: «Cualquiera, pues, que me oye estas
palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa
sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y
golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un
hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena» (Mateo 7:24-26). Cuando
el viento y la lluvia arrecian contra las casas, solo queda en pie la que está
edificada sobre la roca.
Oír la Palabra de Dios es
esencial, pero hacer lo que Él dice es la clave para sobrevivir a las tormentas
de la vida. Nunca es demasiado tarde para empezar a construir sobre la Roca.
Cuando
el mundo se desmorona, Dios es la
Roca donde podemos afirmarnos.
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LEA: Mateo 7:21-29
Biblia en un año: Mateo 5–7
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“Gracia Y Paz”
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