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lunes, 1 de octubre de 2012

¿RENUNCIAR?


1 Reyes 19:10
“Porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas, y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida”.

¿Alguna vez has tenido ganas de abandonar todo? Elías sí. El Señor acababa de utilizarlo para mostrarle a la nación de Israel que Jehová es Dios (1 Reyes 18). Sin embargo, las amenazas de la reina Jezabel lo alarmaron tanto que huyó a Beerseba, 160 km. al sur (19:3). Después caminó 230 km. más en esa dirección, hasta llegar a Horeb, el monte de Dios.

Dios le preguntó dos veces a Elías qué hacía ahí (vv. 9, 13) y, en ambas ocasiones, le respondió con las mismas palabras: “Sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida” (vv. 10, 14). Estaba tan encerrado en sus miedos que se había olvidado de lo que Dios había hecho a través de él en el monte Carmelo. A pesar de su gran victoria, Elías se hundió en las profundidades del desánimo. ¡Qué fácil nos resulta hacer lo mismo!

Dios no aceptó la notificación de renuncia de Elías. En cambio, comisionó a su agotado siervo a llevar a cabo tres tareas importantes (vv. 15-17). Y, a propósito, Elías estaba equivocado cuando dijo que era el único fiel que quedaba. Dios tenía otras 7,000 personas que no se habían inclinado ante Baal (v. 18).

Quizá, al igual que Elías, estás desesperado por las circunstancias que atraviesas en tu vida. Deja que Dios te hable (v. 12). En lugar de permitirte renunciar, Él te mostrará lo que puedes hacer con Su fortaleza.

“Busqué a Jehová, y Él me oyó, y me libró de todos mis temores. Los que miraron a Él fueron alumbrados, y sus rostros no fueron avergonzados. Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y le libró de todas sus angustias” (Salmo 34:4-6).

“Gracia y Paz”
Impacto Evangelístico 

¿ESTÁS PRESTANDO ATENCIÓN A DIOS?


Génesis 3:1-7
"Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales".

Sabemos que tenemos un Dios amoroso que desea guiar a sus hijos hacia firmes y sabias decisiones. Sin embargo, muchas veces pedimos a Dios su dirección pero no siempre seguimos su consejo. ¿Qué podemos esperar cuando ignoramos sus instrucciones? En el pasaje de hoy encontramos a Eva enfrentando un conflicto entre lo que Dios le había dicho y lo que la serpiente le estaba asegurando. Tristemente, ella decidió basar su decisión en las palabras del tentador y como resultado la comunión que había entre ella y Adán con su Creador quedó interrumpida. Como consecuencia el pecado entró al mundo. Este error pone de manifiesto la trampa en la que caemos con frecuencia al tomar decisiones día a día, cuando escuchamos las voces equivocadas. Eva conocía perfectamente lo que Dios esperaba de ella, sin embargo cayó en la seducción de la oferta de Satanás. Ella valoró cada opción considerando los deseos de su propio corazón y desdichadamente escogió la que más le atraía en lugar de la que más le convenía. Aquel fruto “era agradable a los ojos”.

El pueblo de Israel también escuchó, a través de su líder Moisés, las instrucciones de Dios en relación a la tierra prometida: “Jehová te bendecirá con abundancia en la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad para que la tomes en posesión, si escuchares fielmente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y cumplir todos estos mandamientos que yo te ordeno hoy” (Deuteronomio 15:4-5). Está absolutamente claro que las bendiciones de Dios dependían de que ellos obedecieran. Sin embargo, ellos decidieron hacer lo que estimaron conveniente. Por eso, a pesar de que fueron liberados de la esclavitud de Egipto, no pudieron disfrutar de la Tierra Prometida sino que murieron en el desierto. En Números 14:21-23 Dios declaró: “Mas tan ciertamente como vivo yo, y mi gloria llena toda la tierra, todos los que vieron mi gloria y mis señales que he hecho en Egipto y en el desierto, y me han tentado ya diez veces, y no han oído mi voz, no verán la tierra de la cual juré a sus padres; no, ninguno de los que me han irritado la verá”.

Cuando seguimos similares patrones en nuestra vida, en efecto estamos diciendo: "Señor, gracias por tu consejo, pero voy a hacer las cosas a mi manera". Y aunque no digamos estas palabras en voz alta, realmente nuestras acciones están comunicando este mensaje. Debemos ser muy cuidadosos al responder al llamado de Dios, pues la desobediencia siempre trae malas consecuencias. Dios se ha hecho a sí mismo accesible y disponible. Él desea que busquemos su consejo al momento de tomar decisiones, y una vez sabemos cual es su voluntad debemos seguirla fielmente, pues él conoce perfectamente todas las circunstancias que nos rodean, en el presente y en el futuro, y su deseo es bendecirnos abundantemente.

Lee la palabra de Dios cada día de tu vida, pon atención a sus mandamientos y obedece. Entonces el Señor te bendecirá abundantemente.

ORACIÓN:
Padre santo, te pido perdón por las tantas veces en que no he escuchado tu voz por estar poniendo atención a otras voces, o cuando, aún habiendo escuchado tus instrucciones, decidí en cambio seguir mis propios caminos. En este momento te ruego que eches fuera de mí todo espíritu de desobediencia y rebeldía, y que sea tu Santo Espíritu guiándome en cada una de las decisiones que yo tenga que tomar. En el nombre de Jesucristo, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

FUERTE Y FIRME POR LA ORACIÓN


Nehemías 1:5-6
“Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos; esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado”.

(Lea por favor Nehemías 1:1-11)

Nehemías era un hombre que vivía sobre sus rodillas. Cada vez que necesitaba orientación, fuerzas, ayuda o protección, su primera respuesta era la oración. Por su humilde dependencia de Dios, Él pudo usarlo poderosamente para llevar a cabo sus propósitos.
Este principio sigue siendo cierto para los creyentes hoy. El Señor puede usarnos de la manera más impresionante si lo buscamos y nos ponemos a su disposición.

Para seguir el ejemplo de Nehemías, de dependencia en la oración, debemos primero reconocer a Dios como el Soberano del universo (v.5). Aunque Él es nuestro Padre tierno y Amigo fiel, no debemos olvidar que es también nuestro sublime y exaltado Creador cuya santidad está más allá de nuestra comprensión. Nunca pensemos en Dios como “el de allá arriba”, ni vengamos a su presencia de una manera frívola.

Nehemías respetaba la avasallante santidad de Dios, y por eso se acercaba a Él con confesión, reconociendo su pecado, el de su padre y el de Israel (vv. 6, 7). No podemos ocultar, negar o recrearnos en el pecado, y esperar que el Señor escuche y responda nuestras oraciones. La pureza de corazón y el poder de Dios están unidos. Necesitamos la sensibilidad para reconocer cuándo nos hemos desviado, y la disposición para encarar de inmediato al pecado.

La razón por la que Nehemías se mantenía tan fuerte y tan firme, no se debía a sus capacidades naturales, sino a una relación de dependencia del Señor mediante la oración. No se apresure a enfrentar el día sin apartar tiempo para entrar en el trono de Dios para buscar su dirección.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

VIVIENDO PARA LA ETERNIDAD


Salmos 34:14
“Apártate del mal, y haz el bien; Busca la paz, y síguela”.

¡Que raras han de parecer estas palabras a los que les encanta la “vida loca,” la fiesta y los placeres de su vida social. El mandamiento en este versículo es como si uno dijera a los lobos y los tigres que dejen de matar y de comer carne y sangre, y que empiecen a comer la grama o el zacate, la hierba o el pasto. Es contra su naturaleza.

Y antes de venir a Cristo y recibirle en tu corazón, es contra la tu naturaleza dejar la profanidad, la decepción, la vanidad, la suciedad, la mentira, y todas las otras disfunciones y perversiones que componen la vida en la sociedad de hoy. Es como decirle a algunas estrellas del cine y de Hollywood que dejen ya las drogas y el alcohol. Dirán, ¿Qué nos queda? La respuesta es: VIDA. Verdadera vida en el Hijo de Dios: una vida útil y con propósito y beneficio, realizando la razón de tu nacimiento aquí en este planeta, que es, para honrar a Dios, para conocerle y tener un propósito en la vida, y gozar de las cosas que Él nos tiene preparadas en la eternidad.

Te ruego y te animo a que atiendas este asunto sin demora. Tu bienestar aquí y tu felicidad en el futuro depende de esto. Entre más esperes para hacer esta decisión, más difícil será, y más probabilidad que la demores hasta que sea demasiado tarde.

La eternidad está a la vuelta de la esquina. “Busca la paz, y síguela.” En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”