Marcos 10:7-9
“Por esto dejará el hombre a su
padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne; así
que no son ya más dos, sino uno. Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el
hombre”
Voy a decirte algo que
seguramente te va a molestar y cuanto más te lo explique, más te molestará.
Muchas veces cuidamos más lo que ya tenemos seguro, que lo que podemos perder. Por
ejemplo: Si te digo que no cuides tanto a tu familia, pero que cuides más a tu
pareja, ¿te vas a sorprender? -¿Cómo que no cuide a mi familia? ¡Es mi familia!
-Si, pero tu familia, está segura, nunca se va a perder. ¿Has escuchado decir a
alguien «por allí va mi ex hijo, o mi ex padre»? Seguro que no, pero si habrás
escuchado a alguien decir «por allí va mi ex esposo/a, o mi ex novio/a»
Tus padres, hijos y hermanos, que
son tu familia directa, no hay, ni puede haber «ex» Son lo más seguro que
tienes y estarán allí siempre, por mucho tiempo que tarden en escribirse o
hablarse, ellos son tu familia para siempre. Tu no puedes decir «ellos fueron
mi padre y mi madre o ese fue mi hermano» No, ellos fueron, son y serán tus
padres y tu hermano para siempre.
Sin embargo hay otro amor, el de
la pareja que es el más frágil de todos los que existen. Dejar de cuidarlo y
alimentarlo, es como hacer una huelga de hambre indefinida. En ambos casos ya
todos conocemos el final. Es por eso que hay que darlo todo, el uno por el
otro.
Si te alejas de tus padres y
hermanos, por varios años, cuando regreses, ellos van a estar ahí esperándote
con los brazos abiertos, para abrazarte y llorar de emoción, es un amor que nunca
deja de ser. Pero, aléjate de tu pareja por más de un año y verás qué
encuentras, si es que la encuentras.
Yo puedo llamar a mis padres y a
mis hermanos, puedo ir a visitarlos regularmente, eso está bien, porque son
nuestros parientes y necesitan de nuestro afecto y de nuestra presencia. Pero
en el matrimonio, es totalmente distinto el amor debe alimentarse diariamente,
es una sociedad en la cual los dos deben lograr un equilibrio en los
pensamientos, en las decisiones, para que todo funcione bien. He visto muchos
matrimonios destruidos, por no entender lo que significa la palabra «familia»
es como querer colocar a la pareja en la categoría de «pariente» y ahí es donde
empiezan los problemas y la mala relación en el matrimonio.
Tu tienes una familia para ser feliz, para que compartan sus proyectos para crecer juntos, para que sus hijos
tengan un modelo a seguir y sepan que un hogar se construye desde la propias
decisiones. Siempre es bueno escuchar consejos, pero jamás permitir que las
influencias destructivas socaven los cimientos de la familia.
Dios hizo al hombre y a la mujer
para que vivieran juntos.
“Gracia y Paz”
Noviazgo y Matrimonio