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martes, 4 de septiembre de 2012

EL BUEN PASTOR, FORMADO POR DIOS


Jeremías 3:15.
“Y os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con ciencia e inteligencia”.

El Pastorado es el trabajo mas sufrido dentro del reino de Dios. La palabra pastor significa: apacentador. Es interesante entender que la ciencia e inteligencia la cual se refiere el verso anterior, no es la de el hombre, sino la ciencia y la inteligencia que desciende de lo alto por medio del Espíritu Santo, para hacerlo con cuidado y amor, sabiendo que la grey no es del pastor, sino del Padre, que se la ha dado a cuidar.

Nuestro señor Jesús, interesado por que sus ovejas fueran apacentadas con amor, le pregunto a Pedro tres veces "me amas". Quizás Pedro se sintió mal porque Jesús le pregunto esto tres veces, pero la verdad que Jesús quería que Pedro aprendiera una lección que era el amar a las ovejas al igual que Dios las ama. Pedro mas tarde aplico lo aprendido rogándole a los otros  ancianos que:  “Apacentad la grey de Dios que esta entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancias deshonestas, sino con animo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey” I Pedro 5:2-3.

La mayor responsabilidad es apacentar, enseñar, instruir, redarguir  y ser como un padre para la grey, debe asegurarse que la iglesia sea una iglesia sana y espiritual. Debe ser un estudiante constante, debe dejarse apacentar por Dios antes de el apacentar a otros. Le es necesario ser lleno de Dios para poderle dar a otros lo que ha aprendido del señor.

Durante los últimos años he visto muchos predicadores; entre ellos uno con mas destreza que otros, talento y enseñanza, hombres que pueden mover la atención de muchos, pero pocos son los que ponen su vidas por las ovejas, por eso creo que para pastorear el pueblo de Dios hay que tener el llamamiento divino, unos pastores con un corazón según el de Dios, que sacrifican sus propias vidas por amor a la grey de Dios, este pastor será mas que un predicador y mas que un líder. Si el logra traer a la iglesia a una condición espiritual apropiada en Cristo, naturalmente nacerán almas dentro del rebaño “…y el señor añadirá cada día los que han de ser salvos” Hechos 2:47.

Una iglesia en una condición saludable naturalmente aumentara el amor puro. Se requiere un esfuerzo grade en oración, ayuno y clamor delante la presencia de nuestro Dios, para mantener a los hermanos andando en el camino derecho y angosto, guiarlos a una vida espiritual mas profunda en Cristo y velar que sus almas no sean desviada por el enemigo. Creo que mantener un alma en el rebaño es mas importante que ganar a uno nuevo. Jesús dijo que el buen pastor deja 99 ovejas y va tras la extraviada. Acuérdate que las ovejas no son tu propiedad, sino que Cristo las compro a precio de sangre y te las ha dado a cuidar y tendrás algún día que darle cuenta a él por todas las ovejas.

Juan 10:11 “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas”

Amados míos, las características de un buen pastor es el amor y el sacrificio, debe ser un pastor subordinado al Espíritu Santo en todo y vivir en mansedumbre y en el ejemplo del Gran Pastor Jesucristo, para que la grey pueda sujetarse sin reproches. Espero que hayas oído la voz del Pastor de Pastores, todo sea para la gloria de Dios.


“Gracia y Paz”
(Juan C. Núñez)

LA LECCIÓN DE LAS JIRAFAS


Colosenses 3:20
“Hijos, obedezcan en todo a sus padres, porque esto agrada al Señor”.

Cualquiera que vea por primera vez el nacimiento de una jirafa, muy probablemente pensará que la madre es la más cruel del mundo animal. Apenas la jirafa bebé sale del vientre materno, lo primero que trata de hacer es pararse sobre sus débiles patitas. Cuando lo logra, entonces ocurre lo que uno menos espera. La madre la patea hasta enviarla al suelo, para que se levante de nuevo. Si no lo hace, la madre insistirá hasta que lo logre.

Cuando la jirafa bebé finalmente logra levantarse, la madre la envía otra vez al suelo. Pero no se trata de «abuso infantil», en absoluto. La madre sabe que la jirafa recién nacida necesita fortalecer sus piernas lo antes posible para que pueda avanzar con el resto del rebaño. No hacerlo equivale a convertirse en un suculento desayuno para los hambrientos depredadores que abundan por los alrededores.

La conducta de la madre jirafa no es muy diferente de la de nuestros padres cuando intentan prepararnos para la vida. Lo que ellos quieren es equiparnos con principios y valores que nos permitirán no solo sobrevivir, sino también triunfar en una sociedad que se muestra cada vez más complaciente con el mal.

En el momento nos resulta fastidioso que nos impongan límites, pero la verdad es que, sin esos reglamentos, nuestro desarrollo integral jamás se haría realidad. Ya sabes a qué me refiero. A nadie le gusta que se le diga lo que tiene que hacer. Creemos que «nos las sabemos todas». Pero la realidad es que los adultos han vivido durante más tiempo. Ya saben por experiencia que sin límites no hay desarrollo. Durante años, cuando fui joven, me costó entender por qué mis padres exigían el cumplimiento de reglas en nuestro hogar. Ahora que yo mismo soy padre, lo entiendo perfectamente; y doy gracias a Dios porque mis padres fueron constantes en la aplicación de esas reglas. Cuando tus padres te exijan obediencia, o cuando te «empujen» para que salgas adelante, recuerda que la jirafa madre patea a su bebé porque sabe que solo así podrá sobrevivir en un mundo hostil. Y recuerda, una vez más:

SIN LÍMITES NO HAY DESARROLLO.

Ayúdame Señor, a escuchar al sabio consejo de los adultos que desean sinceramente mi bienestar, en el nombre de Jesús, amen y amen.

“Gracia y Paz”

LA LLAVE DESTRUCTORA


Era el año 1944, y la Segunda Guerra Mundial hervía en su última etapa. Estaba por comenzar la batalla final, la de Berlín, Alemania.

Fue entonces que la fábrica Mercedes Benz recibió un pedido oficial. Tenía que fabricar un automóvil completamente a prueba de balas. Esto incluía puertas blindadas, cristales irrompibles y un motor de 400 caballos de fuerza, capaz de hacer correr el vehículo a más de 200 kilómetros por hora. Debía estar tapizado con el más fino cuero, contar con teléfono, radio y aire acondicionado, y ser completamente automático. Estaba destinado al Mariscal Goering. Como último detalle, debía proveérsele de un mecanismo especial, en que con sólo al mover una llave, esa joya mecánica pudiera desintegrarse instantáneamente.

El Mariscal Goering lo usó muy poco tiempo. Poco después Berlín cayó. A todos los jefes alemanes los arrestaron. Hitler se suicidó, y Goering mismo, ingiriendo una pastilla de veneno, también se quitó la vida.

El famoso Mercedes Benz fue confiscado por las tropas invasoras y posteriormente vendido a un coleccionista por 165 mil dólares. El nuevo dueño, que compró el auto para exhibirlo, poseía ahora no sólo una joya mecánica sino también una reliquia histórica. Pero era así mismo dueño de una bomba, pues con el más pequeño descuido el mal uso de esa llavecita haría desintegrar por completo ese tesoro.

El ser humano, como aquel Mercedes Benz, es un tesoro de incalculable valor. Y tiene también una llavecita que controla su vida. Esa llave es su voluntad, que es el elemento dentro de él que lo distingue de la bestia. La voluntad es esa parte muy especial del ser humano que le da la capacidad de imaginar, de creer, de soñar, de amar. Es la parte que le permite tener fe, experimentar esperanza, creer en sí mismo y conocer a Dios. Pero esa misma voluntad lleva en sí, también, la capacidad de destruir, porque usada para engañar, para deshonrar, para odiar y para matar, se convierte en la llave que puede desintegrar totalmente el tesoro que es él mismo.

Nuestra voluntad nos destruirá si no está sometida a la voluntad de Dios. No podemos, sin Dios, regir nuestra vida sin destruirnos a nosotros mismos. Entreguémosle nuestra vida al Señor Jesucristo. Sólo así podremos ser el tesoro que Dios quiso que fuéramos.

“Gracia y Paz”
(Hermano Pablo)
Un Mensaje a la Conciencia

JESÚS FUE CRUCIFICADO Y LUEGO RESUCITÓ


“Me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado”. – 1 Corintios 2:2.

“Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos…” – Hechos 4:10.

Los discípulos abandonaron a su Maestro, uno lo traicionó y otro lo negó. Después de un proceso injusto, Jesús fue condenado a ser crucificado. Algunas mujeres que lo habían seguido se quedaron junto a la cruz observando lo que sucedía. Luego vieron cómo colocaron su cuerpo en la tumba (Marcos 15:47, Lucas 23:55). En su amor ferviente por el Señor, querían regresar, después del sábado, para embalsamar su cuerpo.

Así fue como el primer día de la semana, muy de mañana, regresaron al sepulcro con las especias. Pero ¿qué vieron? La gran piedra que cerraba la entrada estaba rodada y la tumba vacía. Allí había dos ángeles. Uno de ellos dijo a las mujeres: “Sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado” (Mateo 28:5-6).

¿A quién busca usted? ¿A Jesús crucificado? Los discípulos, en el camino a Emaús, sólo pensaban en Jesús crucificado, y estaban tristes (Lucas 24:17). Pensar en Jesús crucificado es el punto de partida: murió por mí, llevó sobre sí mi pecado, recibió el castigo que yo merecía. Pero hay que ir más allá: ¡Él resucitó! Una nueva luz surgió de en medio de las tinieblas. Cristo venció a la muerte y al diablo, quien tenía el poder sobre la muerte (Hebreos 2:14). ¡Qué maravillosa noticia, fundamento del cristianismo: tenemos un Salvador resucitado que se halla en la gloria del cielo!

“Gracia y Paz”
La Buena Semilla