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sábado, 18 de agosto de 2012

LA PACIENCIA DE DIOS


2 Pedro 3:8-9
“Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”.

La lenta reacción del Señor ante el pecado, muchas veces desconcierta a los creyentes. ¿Por qué no castiga inmediatamente a quienes violan sus preceptos? La breve respuesta se encuentra en 2 Pedro 3: el Señor es paciente, para que todas las personas tengan la oportunidad de arrepentirse (v. 9).

Por nuestra condición humana, queremos que las personas sufran por sus malas acciones. Jonás huyó de su deber de predicar en Nínive, porque temía que si sus habitantes se arrepentían, su Dios misericordioso se arrepentiría de destruir la ciudad. Y eso fue precisamente lo que sucedió. En vez de alegrarse por el triunfo del Señor, el profeta se quejó por haber tratado a los Ninivitas con paciencia y misericordia (Jonás 4:2).

Jonás estaba enojado con Dios, a pesar de que él mismo había experimentado su misericordia. (Con todo y lo asqueroso que fue aquello, hay peores formas de disciplina que ser tragado y vomitado por un pez).

Los creyentes debemos estar agradecidos de que el Señor, a diferencia de los seres humanos, sea lento para la ira. Cuando somos rebeldes y testarudos, Él espera pacientemente que reconozcamos nuestra falta. La disciplina es dolorosa tanto para quien la recibe como para quien la aplica. Dios prefiere que veamos el error de nuestra actitud, que dejemos de pensar que estamos quedando impunes por nuestro pecado, y que volvamos al camino recto.

El Señor da un valor tan alto al arrepentimiento y a la preservación de la comunión con Él, que está dispuesto a retrasar el castigo por el pecado. Pero solo por un tiempo. Al final, su justicia exige una sanción. No espere que Él lo discipline. En vez de eso, haga lo correcto y vuelva su corazón a Dios.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

MEDITAR LA PALABRA


Josué 1:8
“Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien”.

Muchas personas desearían tener unos minutos al día para meditar y, de esa forma, calmar el torbellino de la vida que no les deja un minuto libre. Este mundo no para, corremos de un lado a otro en búsqueda de cumplir con todas nuestras responsabilidades, sin descanso ni paz. El Rey David en el Libro de los Salmos escribe “Y en Su Palabra medita de día y de noche”. Los que procuran vivir bajo la bendición de Dios toman su tiempo y meditan La Palabra, a fin de definir todas sus decisiones, actitudes y acciones. Al leer La Palabra y meditar sobre ella, saltan preguntas de ¿Cómo aplica este versículo a mi vida? ó ¿debo esforzarme para evitar este pecado?, ó, Dios procura que obedezca a sus Mandamientos.

Si somos obedientes hay promesas en La Biblia de las cuales nos podemos apropiar y reclamar. En el nombre de Jesús, amén y amén.

“Gracia y Paz”
Pan de Vida

LOS ELEGIDOS DEL REINO


Lucas 12:32
“No temáis, manada pequeña; porque al Padre ha placido daros el reino”.

Las palabras “manada pequeña,” (Como un rebaño de ovejas), se refieren al hecho de que los que entramos al reino y de verdad llegamos a conocer a Cristo somos la minoría en este mundo. Quizás muchas veces dudamos de nuestra salvación, y de que si Dios nos mira, o se interesa en nuestras vidas. 

¡Qué consuelo que Jesús nos asegura que Dios sí nos mira, nos ama, y con el mayor gusto nos da el reino; es decir, la vida eterna y todas las bendiciones que nos ha prometido por medio de la sangre de Su Hijo Amado, Jesucristo, quien nos amó y quien se entrego por nosotros, a quien sea toda la honra, la gloria y alabanza ahora y para toda la eternidad. Amén.

“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Día