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miércoles, 2 de mayo de 2012



LA IGLESIA: EL PLAN DE DIOS

Hebreos 10:23-25
“Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”

Cuando usted oye la palabra “iglesia”, ¿imagina un templo lleno de personas elegantes? Por más encantadora que pueda ser esa imagen, el plan de Dios para la iglesia es otro. Él creó a la iglesia para que fuera una comunidad unida de creyentes que se animan unos a otros, y que llevan a cabo la obra de Él en el mundo.

La Biblia define claramente los siguientes ministerios de la iglesia: adorar al Dios viviente; instruir y edificar a los creyentes; hacer discípulos de todas las naciones; y ayudar a los necesitados. Sin embargo, si sus líderes no están vigilantes, estos propósitos pueden desequilibrarse, dejando al cuerpo mal alimentado. Por ejemplo, una iglesia con un énfasis excesivo en la alabanza puede volverse introvertida. Las congregaciones que enfatizan demasiado la enseñanza pueden perder su gozo; y las que evangelizan desatendiendo los otros aspectos, pueden privarse de crecer en la fe.

Debido al pecado y a los defectos humanos, no experimentamos a la iglesia como fue el propósito original. En cambio, hay la tendencia a enfatizar demasiado ciertos ministerios y actividades. Es más, las disputas, muchas de las cuales tienen que ver con cuestiones de poca importancia, como la preferencia en cuanto a música, suelen destruir la unidad. El afán de poder, el orgullo, el egoísmo y el chisme, pueden también destruir a una iglesia.

Por estar compuestas de personas imperfectas, las iglesias serán también imperfectas. Y aunque esperar otra cosa lleva a la frustración, debemos esforzarnos por lograr el plan original de Dios, midiéndonos continuamente por el patrón de la Biblia, y alineándonos de nuevo con el propósito de Dios.

“Gracia, Misericordia y Paz”
  (encontacto.org)


El cristiano y la televisión
Filipenses 4:8
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.
 
 
La televisión es uno de los instrumentos de entretenimiento más utilizados hoy en día. Esto también incluye a los creyentes.
 
 
La Biblia, al igual que en muchos otros temas, no habla específicamente de la misma, pero si contiene consejos y mandamientos aplicables.
 
 
¿Cuál es el lugar de la televisión en la vida del joven creyente?
 
 
Un texto muy utilizado que describe muy bien esta relación es 1 Corintios 10:23: "Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica."

Definición de lícito: justo, de acuerdo a la ley. Es decir, puede no ser malo o en contra de la ley de Dios, pero tampoco conveniente. ¿Cómo saber si la televisión conviene o edifica? Muchos programas nos darán una respuesta automática: ni convienen ni edifican. Pero otros...

Hagamos una relación de costo/beneficio. Es decir, qué cuesta y qué ofrece. Cuando miramos televisión perdemos:
 
 
> Tiempo: en muchos casos es la actividad que más tiempo consume después del sueño, la comida y el trabajo o la escuela. ¿Qué dice Dios? Efesios 5:15-17: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor”. El tiempo que pasamos viendo televisión muchas veces podría ser empleado en actividades mucho más productivas. "Entendidos de cuál sea la voluntad del Señor".
 
 
> Oportunidades: Muchas veces hemos perdido oportunidades de estar con otros hermanos, de visitarlos, de charlar, de leer, por tener el deseo de mirar algún programa de televisión. También tiene que ver con el buen aprovechamiento del tiempo, pero merece una mención especial.

Cuando miramos televisión ganamos:

> ¿Ganamos algo? A veces podemos enterarnos de las noticias que pueden importarnos, puede servir como tiempo de esparcimiento o diversión, pero en general es poco lo que ganamos en el aspecto espiritual. Salmo 119:37: “Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; Avívame en tu camino”. Lo vano es lo vacío, lo que no deja nada. El salmista hacía una oración para que Dios aparte sus ojos de la vanidad. ¿Nosotros no podríamos hacer la misma oración con respecto a la televisión?

Haciendo una evaluación general, podríamos decir que aquellos programas lícitos no aportan gran cosa a nuestra edificación.

Pero debemos cuidarnos de aquellos programas que no son lícitos. 1 Juan 2:15-17: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. Muchos programas estimulan "los deseos de la carne", "los deseos de los ojos" y "la vanagloria de la vida".

1 Corintios 10:12 “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga”.
¿Qué pensamientos quedan flotando en nuestra mente luego de mirar un programa de televisión? ¿Concuerdan con lo que dice Pablo en Filipenses 4:8: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”? Si la respuesta es NO, mejor sería no haberlo mirado.
 
 
1 Tesalonicenses 5:21 "Examinadlo todo, retened lo bueno" No es una exhortación a mirar todo lo que pasan en la televisión, sino apuntando a la segunda parte del versículo: Retened lo bueno. ¿Acaso muchas veces no retenemos lo que vemos en la televisión, y no siempre es bueno?
 
 
Sabemos que entre decir lo que hay que hacer y hacerlo hay bastante diferencia. Ahora que conocemos qué debemos hacer, ¿cómo hacerlo?
 
 
Romanos 12:1-2 “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. No conformarnos a este mundo (no tomar la forma del mundo) sino renovar nuestro entendimiento (permitir que Cristo crezca en nosotros).
 
 
Salmo 119:37 "Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; avívame en tu camino."
“Gracia, Misericordia y Paz”
"La Naranja"

Romanos 14:11
"Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que a mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios."

Un ateo dictaba una conferencia ante un gran auditorio defendiendo la inexistencia de Dios.

... Después de haber finalizado su discurso, desafió a cualquiera que tuviese preguntas a que subiera a la plataforma.
 
Un hombre que había sido bien conocido en la localidad por su adicción a las bebidas alcohólicas, pero que había encontrado recientemente liberación y esperanza en Dios aceptó la invitación y sacando una naranja del bolsillo comenzó a pelarla lentamente.
El conferencista le pidió que hiciera la pregunta; el hombre, continuó imperturbable pelando la naranja en silencio, al término de lo cual, se la comió. 


Se volvió al conferencista y le preguntó : "¿Estaba dulce o agria?"

"No me pregunte tonterías", respondió el orador con señales evidentes de enojo;
"¿Cómo puedo saber el gusto si no la he probado?"
Y aquel hombre regenerado por el amor de Dios respondió entonces:

"Y ¿cómo puede usted saber algo de Dios, si nunca lo ha probado?"
Fuente: Impacto Evangelistico.